"Los intereses son diferentes". Esta frase resume a la perfección el conflicto abierto dentro del sector educativo de UGT. Y todo por los comedores escolares. En este asunto, el sindicato mantiene dos posturas enfrentadas. Por una parte está la de Gloria Pardillos, que defiende "los beneficios de los profesores". Aboga por un cambio en los horarios lectivos, que deberían tender, en su opinión, hacia la jornada continua y por ende la reducción del espacio dedicado al comedor. Y por otra está Pepe Gimeno, que representa a las monitoras que se hacen cargo del cuidado de los niños mientras comen y que apuesta, por contra, por una ampliación. En medio están las familias y sus necesidades.

La caja de los truenos se abrió a raiz de un artículo publicado en este diario en el que Pardillos se mostraba partidaria de que los horarios lectivos en los colegios fueran "de ocho a una o de nueve a dos". Es decir, apostaba por una jornada continua para los docentes, aunque también apuntaba la posibilidad de ampliar, "con comedor y con actividades complementarias, por delante y por detrás, para aquellos que los necesitaran".

Preguntada por este asunto la representante de este sindicato subraya que "la jornada obligatoria debe acomodarse a las necesidades de la familia". Este nuevo sistema tendría como ventaja, según Pardillos, que los padres "podrían pasar más tiempo con sus hijos". Aunque claro, para ello, primero sería necesario que los progenitores dejasen de trabajar por la tarde, algo que en muchos casos no es posible. De todas formas, no esconde que su postura responde a los requerimientos del profesorado, "que son diferentes a los de los trabajadores de comedor".

En el otro lado de este brecha abierta está Pepe Gimeno. "Efectivamente los intereses son diferentes", admite. "Pero los argumentos de Pardillos están claramente alejados de la realidad. ¿Cuántos padres trabajan solo por las mañanas?", se interroga. "Creo que mi compañera no conoce bien el mercado laboral de la actualidad. Pocas familias pueden ir al mediodía a buscar a sus hijos", afirma. Gimeno asegura comprender "las pretensiones laborales de los profesores", pero recuerda que él debe defender a los trabajadores de los comedores, que "en Aragón son 1.200 y que han visto reducidos sus horarios en los últimos años en un 33%".

No hay que olvidar que el salario de las monitoras viene determinado por el tiempo en el que están en el comedor, conocido como espacio intersectores. "Empezamos con tres horas, pero los directores de muchos colegios lo han ido dejando en dos y medio o incluso dos, así los profesores pueden irse antes a sus casas", indica Pepe Gimeno. Esta disminución obliga a organizar hasta tres turnos en algunos centros, dependiendo de la cantidad de alumnos y del espacio con el que cuentan. "A los niños, muchas veces se les ceba como a los animales", denuncia.