La comunidad musulmana celebró ayer la Fiesta del Cordero, un día señalado en el Islam que conmemora el pasaje del Corán en el que Abraham -que en la religión islámica recibe el nombre de Ibrahim- estuvo a punto de sacrificar a su primogénito siguiendo la voluntad de Dios. La historia narra cómo el ángel Gabriel le detuvo y le dio un cordero para que lo sacrificase en su lugar, algo que se mantiene en la actualidad.

Más de 3.000 musulmanes de Zaragoza se reunieron ayer en el club deportivo de La Granja para realizar las oraciones de la mañana, en dirección a La Meca y coincidiendo con el mes de peregrinación a la ciudad de Arabia Saudí, un acontecimiento que, siguiendo las normas del Islam, hay que hacer al menos una vez en la vida.

Esta celebración es una de las principales en el calendario religioso, aunque no siempre se realiza el mismo día al regirse por el calendario lunar. Por ello, nadie quiere perdérsela y acuden corriendo al rezo, ataviados de manera elegante y en muchas ocasiones con vestimentas típicas, portando además mantas o pañuelos sobre los cuales tenderse para orar.

Después de las plegarias, llega el momento de sacrificar el cordero siguiendo la tradición, una actividad para la cual la comunidad musulmana de la ciudad tiene un convenio con el matadero de Mercazaragoza. Pese a ello, Fawaz Nahhas, imán de Zaragoza, pide que las autoridades correspondientes habiliten un espacio, una carpa que reúna las condiciones sanitarias adecuadas para poder celebrar este día como manda la costumbre islámica, ya que, de hacerlo de forma clandestina, se exponen a multas que, según el imán, pueden alcanzar los 3.000 euros.

El cordero también puede sustituirse por otros animales según las regiones, sacrificando en su lugar una vaca, una cabra o incluso un dromedario. Sin embargo, suele utilizarse el cordero en referencia al pasaje bíblico de Caín y Abel, que también está presente en el Corán: según cuenta, Caín ofreció a Dios una mala cosecha, la parte sobrante de su trabajo, mientras que Abel le ofreció un cordero, lo mejor que tenía. Al observar con envidia que la ofrenda de su hermano agradaba a Dios más que la suya, Caín termina asesinando a Abel. Por ello, Nahhas hizo hincapié en que este acto no se considera un sacrificio sino una ofrenda ya que, en sus palabras, «es algo que se hace por Dios».

Explica también que este cordero debe repartirse en tres partes: «la primera es para los pobres y los más necesitados, la segunda para los amigos y la tercera es para la propia familia». Junto a esta, existen otras obligaciones que la población musulmana debe hacer en este día: según manda la tradición, se debe visitar a los seres queridos de la comunidad musulmana o pedir perdón a la gente a la que se ha ocasionado algún tipo de daño, sea de la gravedad que sea.

El sacrificio del cordero se trata de una costumbre no obligatoria en el Islam, y los que no la practican «se van a comer fuera, a un restaurante, o celebran una comida más especial para que los más pequeños también perciban que es un día diferente al resto del año», matiza Nahhas. Además, es costumbre hacer regalos a los más jóvenes.

Para Yashin, musulmán que reside en España desde hace 29 años, es una fiesta que, además de tener gran importancia en el calendario de festejos de la religión islámica, está cargada de simbolismo. «Se trata de decirle a Dios que creemos en él, tenemos fe en lo que hizo Abraham y vamos a hacerlo igual que lo hizo él», explica. «Además, las familias se unen para apoyar al que esté más necesitado en ese momento, cada uno aporta lo que puede: algunos dan 5 euros, otros 10...».

Se trata de un festejo celebrado para agradecer más que para pedir, ya que, según afirma Yashin, «no requerimos mucho al creador, sobra con la salud que tenemos».