Javier Vicente, de 51 años y nacido en Manchones (Zaragoza), ha sido elegido como mejor vendedor ONCE 2016 en Aragón. En la actualidad son 376 personas las que venden cupones en la capital aragonesa. Bajo el lema Buena gente ONCE se destacan valores como el talento, la simpatía, la solidaridad o el compromiso.

-¿Qué significa este reconocimiento y en que consiste?

-Estoy muy agradecido aunque también es una responsabilidad. Fue una sorpresa cuando me llamaron para decírmelo. Para celebrarlo nos llevaron a los 21 premiados de toda España un fin de semana a Madrid; nos obsequiaron con una visita por la ciudad, hicimos un programa de radio y luego hubo una cena en la que estuve con todos los jefes. Hablar con ellos y estar sentado al lado de quien te envía las cartas me hizo mucha ilusión. También fuimos al teatro. Fue una experiencia maravillosa. Me acompañó mi esposa y lo pasamos en grande.

-¿Qué es lo que se ha valorado para concederle este premio?

-Llevo 27 años en la empresa y cuando llega un compañero nuevo siempre intento ayudar. Soy muy paciente.

-¿Siempre ha estado en la plaza Sas?

-No. Vamos cubriendo puestos de venta. Yo me voy adaptando a cada lugar y a cada momento. Ahora se vende menos pero hay que ofrecer la misma sonrisa.

-En todo este tiempo habrá dado también algún premio. ¿Que le hace más feliz, recibirlo o repartirlo?

-Todo es bueno. En los de diario he dado las cinco cifras, y también hace tres años dí el de los viernes. Unos 35.000 euros. La verdad es que me gusta dar premios a la clientela pero también que la empresa me dé un reconocimiento como éste.

-¿Su ceguera es de nacimiento?

-En mi familia, mi hermano mayor tuvo ya problemas de niño y quedó ciego. En cambio, tengo una hermana que ve perfectamente. Luego llegué yo, que soy el pequeño, y comencé a perder la vista muy pronto. Pero he conservado visión reducida hasta los 42 años en que ya fue total, como ahora.