El agua es uno de los bienes comunes que más tendríamos que cuidar. Ella es el alimento básico que conforma no solo la salud de las personas. sino también la esencia de la vida de los territorios que fundamentalmente son los ríos y los mares. Es necesario tenerla en cantidad suficiente pero sobre todo tenerla con inmejorable calidad.

El agua hay que cuidarla pero, por diferentes motivos, no lo estamos consiguiendo. Primero porque tenemos herencias del pasado, económica y tecnológicamente muy difíciles de resolver. Una de ellas, son los fangos del río Huerva que desde Cuarte hasta bien entrada la ciudad, que se encuentran llenos de metales pesados y que es uno de las cuatro contaminaciones más graves en toda la cuenca del Ebro

Otra segunda herencia es la contaminación del lindano y que es una amenaza para la ciudad a través del río Gallego. Su solución está valorada económicamente en 550 millones de euros.

En este mismo río y a solo seis kilómetros de su desembocadura tenemos la papelera de La Montañanesa, que desde hace décadas, viene expulsando 4.000 litros por segundo de aguas al río y, entre otros parámetros, la suelta a 38 grados haciendo imposible la vida en un gran tramo del río. Y a ello se une la contaminación difusa que nos llega de la agricultura y ganadería y que en Zaragoza ya es elevada. Solucionarlo supone, además de grandes inversiones económicas, una reconversión en la manera de producir.

¿Y a nivel doméstico que sucede con las aguas residuales?

La depuradora más grande de Aragón, la de La Cartuja, se construyó de forma que, en vez de aprovecharnos de los fondos europeos que nos hubiera supuesto un ahorro del 85%, nos ha costado a los zaragozanos hasta la fecha más de 300 millones que hemos pagado a la empresa privada que la gestiona .

Pero esta depuradora no funciona. Se nos vendió como una depuradora estanca que no produce olores, pero el segundo ciclo de tratamiento hace años que no se realiza. Y es de dominio público el estado lamentable de sus instalaciones en fotografías hechas ya en el año 2007.

El domingo de la semana pasada, un grupo de voluntarios advertíamos visualmente cientos de metros de espuma y eso que se ha eliminado la caída de agua que anteriormente tenía el emisario al río. Y aunque con análisis muy cualitativos, advertíamos de un posible alto nivel de fosfatos en su salida.

A todo ello hay que sumar las inversiones para el desdoblamiento del colector de Malpica que hay que realizar y al que vierten las aguas residuales de Pastriz y Alfajarín.

El hecho es que todos los colectores de salida al Ebro y al Huerva, a partir del 2017, deberán tener obligatoriamente unos dispositivos que retiren todos los sólidos que, en situaciones de tormentas, se arrojan directamente a los ríos. Y por último nos queda señalar las renovaciones periódicas de las tuberías de la ciudad.

¿Y que decimos del abastecimiento? Pues que La Loteta solo sirve para que el agua se evapore en grandes cantidades y se practique el surf. Cien millones de euros tirados por el desagüe y seguimos sin tener agua de primera calidad.

En este marco de graves problemas y de tener que realizar inversiones económicas cuantiosas, el consejero de Hacienda de la DGA, Fernando Gimeno, exige a los zaragozanos 12 millones de euros al año para pagar parte del agujero negro de la depuración en el resto de Aragón. Al año que viene, 14 millones y así hasta 20 en años sucesivos.

Para resolver estos problemas, la Red de Agua Pública de Aragón firmó en el 2014 un Pacto Social del Agua con 16 entidades sociales y los partidos PSOE, CHA e IU. Los compromisos eran llevar una gestión única del agua que uniese el abastecimiento y el saneamiento, y que además se hiciese de forma pública y participativa. Pero lo firmado sirve para muy poco.

A Zaragoza en Común (ZeC), que teóricamente tiene que gobernar, no se le deja la gestión de Ecociudad que en su día crearon el PP y PSOE y que en la actualidad lleva los asuntos del saneamiento de forma poco eficiente y opaca. La propuesta que se votó el pasado viernes es la de seguir privatizada la gestión de la depuradora de La Almozara, apoyada por PSOE, PP Y Ciudadanos. Y choca con el Pacto Social del Agua firmado por el PSOE. Pensamos que todos los partidos tendrían que remar en la misma dirección en un asunto tan vital como el agua. Con todos los argumentos comentados, nos preguntamos, ¿realmente estamos cuidando el agua en nuestra ciudad? H

*Miembro de la Red de Agua Pública de Aragón (RAPA).