La gratuidad en el transporte público de Zaragoza está siendo analizada con lupa desde el Gobierno municipal, que ha visto como algunas bonificaciones tienen difícil justificación en un momento en el que también se plantea una subida importante en el precio del autobús para el 2012. Y una de las principales obsesiones para el responsable de Economía y Hacienda, Fernando Gimeno, como él mismo señaló esta semana, son los viajes de ida y vuelta que se realizan pagando un solo billete. Una gratuidad que podría acabarse con la reducción a 50 o 45 minutos del tiempo disponible para hacer los transbordos gratis.

La razón es que se considera que esta exención en el pago está pensada para trabajadores, estudiantes o usuarios en general que necesitan coger dos o más líneas (o autobús y tranvía) para ir a sus centros de trabajo, o para quienes viven más alejados del centro de la ciudad. En definitiva, para una intermodalidad que no tiene que ver con este uso.

Por eso, junto a esta reducción se ha planteado aplicar un recargo mínimo de diez céntimos en el segundo viaje, aunque tampoco se descarta eliminar toda esa gratuidad cuando se detecte este tipo de uso. Si es que la técnica se lo permite. Porque, según ha podido saber este diario, este objetivo ahora solo se podría lograr a través de la tarjeta ciudadana, que solo pueden tenerla los empadronados en Zaragoza, pero no la tarjeta bus de TUZSA.

NEGOCIACIÓN En todo caso, se pretende atajar como sea y, en los últimos meses, Gimeno ha encargado numerosos informes a Servicios Públicos para conocer en detalle los usuarios que recurren a esta práctica. Y el resultado es realmente sorprendente. Según los datos oficiales de TUZSA del 2010, más de 30 de los 119 millones de desplazamientos que se realizan cada año corresponden a aquellos en los que el viajero no paga nada. De ellos, más de 16 millones se realizan con transbordo gratuito y, de los cuales se estima que casi la mitad corresponde a los denominados viajes de ida y vuelta.

Pero el caballo de batalla en la negociación con CHA e IU, que aún no está cerrada (se aparcó hace un mes) será, sin duda, decidir qué bonificaciones deben seguir manteniéndose, teniendo en cuenta cuáles son los beneficiarios de las mismas. Y en este punto tienen una especial relevancia las más de 75.000 personas que en Zaragoza pueden usar gratis el autobús por distintos motivos.

La mayoría, más de 60.000 el año pasado, son pensionistas, que viajan sin pagar siempre que su asignación no supere en 1,5 puntos el salario mínimo interprofesional. Sin embargo, aunque no son más de 7.000 personas, existen serias dudas de si una persona que recibe una pensión de casi mil euros no puede pagarse el billete del bus o el tranvía. El mayor número de estos beneficiarios corresponden a los que se mantienen en el límite, o por debajo de él, más de 40.000 el pasado año. Para ellos la gratuidad está garantizada, igual que para los que superan en un punto la referencia del índice.

Otro de los puntos a abordar son los privilegios que tradicionalmente han disfrutado colectivos como los agentes de los cuerpos de seguridad del Estado, o los trabajadores de la empresa que presta el servicio, TUZSA. En este último caso, tienen derecho a la gratuidad los 1.250 empleados, sus cónyuges y sus hijos, así como las viudas de antiguos operarios, con un pase que les libera del pago.

Esta gratuidad está estipulada en el propio convenio de los trabajadores, que lo incluye como un pago en especie de una retribución que así no perciben, y en el propio contrato entre el consistorio y la concesionaria, en el que la compañía solo abona una parte del coste que supone esta exención de pago de la que disfrutan más de 2.500 personas. Así, la intención es que asuma la totalidad, aunque dependerá de la buena voluntad de TUZSA, que podría tenerla teniendo en cuenta que en el 2012 se juega continuar al frente de la contrata. No obstante, es difícil presionar con la deuda millonaria que arrastra.