La acuciante situación financiera de la sociedad Zaragoza Alta Velocidad no es motivo suficiente para que el Gobierno central lleve seis meses con el freno de mano echado en lo que respecta a la renegociación de su abultada deuda con un pool bancario en el que se encuentran las firmas más importantes del país. Aludiendo a su interinidad, el Ministerio de Fomento, a través de ADIF y Renfe --que suman el 50% del accionariado-- está ralentizando un acuerdo en el que está trabajando casi en solitario el Ayuntamiento de Zaragoza. Aunque el Gobierno de Aragón (suman, a partes iguales, el 50% restante) le apoya, al consistorio es al que más le asfixia la actual situación y la convocatoria de las próximas elecciones generales le llevó a forzar la primera reunión que se celebra en diez meses de su consejo de administración.

Y tal es el interés mostrado por ADIF y Renfe, que el responsable de Economía municipal, Fernando Rivarés, tuvo que contactar con sus representantes por vía telefónica. No podían desplazarse a Zaragoza por motivos de agenda. Y la DGA tampoco participó de esta peculiar multiconferencia forzada por el consistorio.

LOS DE LA "USURA"

Sobre la mesa, muchos argumentos que podría hacerles sonrojar a todas las Administraciones: a estas alturas del año ni siquiera se ha dado el visto bueno a las cuentas del 2015. Porque, entre otras cosas, desde la cita en julio del 2015 en la que el Gobierno socialista hacía el traspaso de sillones alos consejeros de ZeC, no han vuelto a ver las caras. Eso sí, entonces el representante municipal, Fernando Rivarés, hablaba públicamente de "usura" para referirse a la deuda que ahora quiere negociar con el pool bancario.

De hecho, estaba previsto que los interlocutores de este también intervinieran en la cita telefónica, pero finalmente no lo hicieron. La negociación se dila y el tiempo apremia para Rivarés como responsable de las finanzas del ayuntamiento. Él se marcó como objetivo alargar la devolución del préstamo actual hasta el 2025 y rebajar el interés al que se presta, por encima del 5%. Pero lleva diez meses en el empeño, el mismo tiempo que el consejo de ZAV sin reunirse.

Pero es que la presión que soporta el consistorio no la tienen las demás administraciones. Fomento quiere que los tres años que restan pasen cuanto antes y acabar de pagar lo que le resta con la comodidad que le da su capacidad económica y haber establecido desembolsos similares cada año desde que se firmó el acuerdo. Para Zaragoza, la realidad pasa por desembolsar 18,35 millones este año, 22,48 el próximo y 26,63 el siguiente y último. Cifras astronómicas en un presupuesto municipal tan ajustado como el actual.

Tampoco en el caso de la DGA es la misma presión, pero se le acerca. En su caso, tiene que abonar 20 millones menos que Zaragoza en tres años. Serán 12,5 este año, 15,5 el siguiente y 19,2 el último. Asumibles dentro de lo elevado de la cifra. Así que ambos denunciaron la actitud de bloqueo de Fomento para forzar una reunión que confían en que empiece a dar sus frutos a corto plazo.