No hace mucho, Aragón atraía a enfermeros de toda España, que encontraban en la comunidad trabajo, al menos, durante el verano. "Hasta de Andalucía venían", recuerdan desde el sindicato Satse. Hasta entonces, la alta tasa de paro no había alcanzado a uno de los últimos colectivos que llegó a ser azotado por la crisis económica. Tardó, pero la falta de contrataciones y los recortes acabaron por sacudir a la enfermería, que, ahora, busca acomodo en el exterior.

"Estamos detectando un aumento considerable del interés para trabajar fuera y, aunque la gente apura en la medida de lo posible en busca de una salida aquí en España, la actual situación les obliga a plantearse un cambio de opinión", corroboran desde el sindicato de enfermería.

Reino Unido o Italia emergen como destinos favoritos de estos profesionales de la sanidad. No tanto Alemania, a pesar de la tendencia nacional que advierte de una emigración casi masiva al país germano. Lucía Simón, por ejemplo, recaló en Norwich, en la costa este británica, donde permaneció ocho meses. "No quería estar parada y elegí esa opción antes de ser víctima del desempleo, pero aquello fue hace unos años. Ahora, o los enfermeros se van o no trabajan en dos o tres años. No tienen otra salida", asegura.

Culpable: la crisis

Porque la nueva situación ha generado mucha inquietud entre el colectivo, desacostumbrado a pelear contra el paro. "Hace apenas tres años no había desempleo en el sector en Aragón, pero apenas el 20% de la última promoción de mayo ha encontrado trabajo", indican desde el sindicato, con el que colabora Lucía informando a las personas que se planteen emigrar. "La gente está desmotivada y yo les explico que no todo es bonito o feo y que, aunque el sistema sanitario inglés no es igual que el español, ahí nos ofrecen oportunidades de trabajo que aquí no tenemos", sostiene Lucía.

En su caso, los tres primeros meses de estancia en Inglaterra discurrieron en una planta de Cirugía General y otros cinco en la UCI. Afirma que repetiría "aunque en un centro de salud mejor que en un hospital porque tienen muchos problemas de personal" porque "trabajan más en la sanidad privada que en la pública donde se paga mejor". En cualquier caso, la experiencia le cautivó. "La gente es muy agradable y no hay un ápice de racismo o cualquier otro problema con compañeros o pacientes. Me pidieron que me quedara, pero yo ya había decidido volver a España", advierte desde el quirófano del centro hospitalario aragonés donde ahora, por suerte, está trabajando.

Para Lucía está claro. "Merece la pena irse" para, entre otras cosas, "lograr puntos que sean válidos a la vuelta a España" En cualquier caso, la salida se antoja ahora una cuestión casi obligada. "Ha dejado de ser una opción para convertirse en una obligación".

Este sector solo es otro más que se ha visto azotado por la crisis económica.