La noche zaragozana de ayer lucía un color especial y el calor se intensificaba en puntos muy concretos, donde el olor a quemado se entremezclaba con el ruido de la gente, la música y las verbenas. Las hogueras de San Juan volvieron a sacar a la calle a cientos de zaragozanos en todos los barrios de la ciudad, a pesar del calor que acompañó durante toda el día y que no amainó durante las horas de luna. Es la noche más larga del año, y también una de las más celebradas: el solsticio de verano se lo merece.

Los puntos calientes de la ciudad podían identificarse con facilidad, ya que desde lo lejos se podía observar el destello del fuego. Acercarse a la fogata era una cuestión de valentía debido al calor que desprendía, lo que aumentaba los 28 grados que marcaron los termómetros durante prácticamente toda la noche.

Aunque el parque de La Paz del barrio de Torrero se adelantó y encendió su hoguera el viernes por la noche, el parque Bruil se convirtió en el epicentro de la fiesta porque la hoguera coincidió con la semana cultural de La Magdalena, donde se organizaron actos a lo largo del día, como el pasacalles de los diaples.

Fue una de las actividades de la jornada que más público reunió en el barrio, sobre todo de pequeños, que disfrutaron de un espectáculo mágico y único, seguido de una batucada que generó un gran estruendo entre las pequeñas calles del barrio. Al encendido de la hoguera le precedió un concierto y la fiesta le tomó el relevo hasta altas horas de la noche.

OTROS BARRIOS / En el parque San Pablo, los vecinos del Casco Histórico programaron el encendido a las 20.00 horas. Después, La Furia y Rebeca Lane se encargaron de animar lo que restó de noche.

Una hora más tarde, a las 21.00 horas comenzaron a prender fuego a la hoguera del parque de La Granja, en el barrio de San José, y seguida, a las 21.30, hicieron lo mismo en el de Delicias.

Una de las más tardanas y aclamadas fue la del distrito Universidad, donde se congregaron, sobre todo, estudiantes.

Las altas temperaturas de la noche no evitaron que los ciudadanos salieran a la calle a celebrar el solsticio y la llegada, al fin, del verano, después de un mes de mayo y parte de junio con más frío del habitual.

Los Bomberos de Zaragoza revisaron una a una todas las hogueras durante el día de ayer para comprobar que las instalaciones estaban montadas correctamente y que se cumplían todas las medidas de seguridad. Una noche mágica como la de ayer no podía estropearse.