--El Senado ha aprobado la reforma laboral. ¿Cómo la ve?

--Era una reforma necesaria. Lo que se ha hecho hasta ahora no es más que el principio de un conjunto de medidas que hay que desarrollar. El Gobierno ha tardado en darse cuenta de que el mundo ha cambiado. Hay nuevos retos y a ellos hay que aplicar nuevas políticas.

--¿Pero no es una reforma impropia de un partido socialista?

--La reforma que se ha hecho y las que hay que hacer deben beneficiar a la economía, porque eso beneficia al conjunto de los ciudadanos. Hay que impulsar la economía y el consumo, y esta reforma es una pequeña parte de lo que era necesario.

--¿El 2011 será un año tan duro como este o se verán ya los síntomas de la recuperación?

--Será un año difícil. Sobre todo si no se hacen las cosas que hay que hacer pronto y bien.

--¿Y qué hay que hacer?

--Primero, ser conscientes de que nada volverá a ser igual que hace cinco años. Habrá que aplicar una serie de medidas, algunas impopulares, en las que todos tendremos algo que perder.

--Usted forma parte del Grupo Mixto, imprescindible para la negociación en el Senado, donde el PSOE no tiene mayoría. ¿Con quién negocia más cómodo, con los socialistas o con el PP?

--La composición de la cámara da mucho juego, precisamente por la falta de mayorías. Los miembros del Grupo Mixto tenemos mucho protagonismo y yo me llevo bien con todos. No me importa recabar el apoyo del grupo que sea si considero que beneficia a Aragón.

--Usted es senador autonómico por unos pactos entre PSOE y PAR. ¿Siente por ellos las presiones del PSOE?

--Yo tengo muy claro que solo me debo a la disciplina de mi partido. Y el PSOE lo sabe. La experiencia y la dedicación hace que mi trabajo resulte útil a todos. Más de una vez hago de puente entre grupos. Eso le resulta más útil al PSOE que si tuviera un senador más.

--¿Cómo ha vivido los recortes de Fomento y que un mes después el ministro anunciara que se retoman las obras?

--La política de Fomento es inaceptable. Sin rumbo y llena de bandazos. Aragón no puede quedarse de brazos cruzados. Hay mucha confusión y algo de demagogia. En el primer pleno, del 14 de septiembre, le interpelaré para que aclare los datos, que informe verazmente y nos diga sus criterios. Lo que no puede ser es que un día diga una cosa y otro día otra. Este gobierno tiene mucha predisposición a hacer políticas subterráneas para beneficiar a unas comunidades frente a otras.

--¿Cree, por tanto, que el actual Ejecutivo de Zapatero tiene menos sensibilidad hacia Aragón que la que tenía, por ejemplo, la pasada legislatura?

--Lo que creo es que el PSOE está lleno de problemas por todos los sitios y acepta lo que no puede evitar. Y lo de Aragón es evitable. Somos pocos y buena gente. Pero lo preocupante es que el Gobierno de Aragón mira hacia otro lado. La fuerza de Aragón reside en sus partidos y sobre todo en su gobierno. A Aragón siempre le irá mal si su Ejecutivo actúa como una sucursal de Madrid.

--¿Ante esto, que panorama augura en las próximas elecciones de mayo?

--Creo que serán muy complicadas. En cuanto se habra la veda, preveo mucha gerra sucia en Aragón. Todos los partidos tienen dificultades, y eso hará que el comportamiento de unos y otros se agrie.

--¿Y cómo ve a su partido?

--El PAR lo tiene especialmente difícil. Primero porque hay un descenso del voto aragonesista. Obviamente, yo quiero lo mejor para el PAR, pero para ello tenemos que ser capaces de explicar el trabajo realizado en 33 años. No podemos perder en unas elecciones todo el trabajo imprescindible que ha hecho mi partido. Solo como candidatos municipales hemos tenido 9.000 personas. Esta cifra de personas involucradas y concienciadas deben servir para mantener un nivel vital de voto. Si el PAR no es determinante y no condiciona la política de los partidos estatales, Aragón tiene un futuro muy difícil.

--¿Ahora la condiciona?

--Esa fue la clave de los pactos con el PSOE en el 99. Tener un gobierno autonómico fuerte que fuera capaz de defender los intereses de Aragón frente a Madrid. Esto ha funcionado bien hasta la última legislatura, en la que el PSOE aragonés está más pendiente del Gobierno de Madrid que de los intereses de Aragón. Eso el PAR no puede tolerarlo. Debe condicionar lo que hace el partido estatal que gobierna. Si no hacemos eso porque no nos dejan o no podemos, lo pagaremos muy caro en las urnas. Los aragoneses quieren que nosotros estemos vigilantes, y me temo que se ha relajado mucho el comportamiento.

--¿Lo que dice para el PAR cree que sirve también para el otro partido aragonesista, CHA?

--A CHA le tengo simpatías por su aragonesismo. Veo que han hecho bien una renovación generacional y tengo la sensación de que lo notarán positivamente en las urnas.

--En cualquier caso, pase lo que pase, los pactos serán distintos a los actuales. Y el PAR, si puede, tendrá que pactar con Rudi o Almunia

--Los pactos serán difíciles, pero el PAR no está obligado a pactar. También se puede hacer política en la oposición. La etapa más brillante del partido fue la del 83 al 87, y estábamos en la oposición. Eso sí, entonces todos hacíamos política en mayúsculas y poca administración. A lo mejor era porque no teníamos ni un coche oficial.

--¿Se ve de vuelta al panorama político aragonés?

--Cuando acabe esta legislatura termino mi vida política activa. He cumplido un ciclo después de 25 años y digo fin. Me dedicaré a potenciar el protagonismo de la vida civil. Nos falta una sociedad fuerte, concienciada y exigente. Las cosas que a veces hacemos mal los políticos son aquellas que los ciudadanos nos permiten hacer. Si de vez en cuando nos llamaran la atención, en lugar de cada cuatro años, nos iría a todos mejor. Estamos anestesiados, dormidos, pasotas. Y eso me preocupa, porque de la sociedad civil tienen que salir los líderes del futuro.