--¿No hay que ser un machote para ser herrera?
--No tanto. La gente está equivocada con el hierro porque cree que es muy rígido y sin embargo es un material muy dúctil, es el más entregado de todos los materiales...
--Pero hay que atizar.
--Sí, pero es muy importante trabajar a ritmo. Cuando sueltas un golpe, el brazo te regresa de la propia inercia. Hay que aprovechar la energía. Yo trabajo con música por eso de seguir un ritmo y la gente se sorprende de verme bailar mientras golpeo.
--¿Cuánto hace que se dedica a la herrería?
--Empecé con el hierro en 1995 y en 2003 me dediqué con mucho entusiasmo. Hace seis años me vine a Fórnoles con un socio y a los dos años se fue.
--¿Trabaja en una auténtica herrería?
--Sí, sí, la herrería del tío Víctor. Él murió y el taller quedó cerrado muchos años. Lo cogí yo, lo limpié bien y aunque traje mi propia herramienta, aún utilizo materiales que se habían quedado en la herrería.
--¿Qué puede hacer?
--De todo. Lo que me pidan. Desde un clavo a una reja. O creaciones artísticas: con cucharas creo cierta bisuterías y me gusta trabajar mucho figuras femeninas.
--¿Cómo han visto en Fórnoles una chica en la herrería?
--Al principio no lo entendían pero me acogieron muy bien. La gente se preguntaba: ¿qué va a hacer esta chica?
--Y pronto lo vieron claro.
--Sin duda. Ahora estoy perfectamente integrada. Fórnoles es un pueblo pequeño, de alrededor de cuarenta habitantes, pero que tiene unos 15 jóvenes.
--No me diga...
--Sí, sí, gente que ha escapado de la ciudad buscando otro ambiente, otro ritmo de vida. hay desde una profesora, a un fabricante de queso, hay unos ingleses que montaron un hotelito en una masía...
--¿Se puede visitar la herrería?
--Me encanta que me visiten. Realmente funciona casi como un centro visitable, un lugar donde se reconozca el trabajo humano. Viene mucha gente a verla. Está muy limpia, muy ordenada. Y yo personalmente estoy muy agradecida a la vida, adoro este taller.
--¿Cómo vive usted?
--Con ese otro rimo. La vida en un pueblo circula a otra velocidad. No tengo televisor. No lo necesito. Por otra parte estoy muy vinculada a todo el Matarraña, donde se han instalado muchísimos creadores de todo el mundo. Es una de las comarcas más atractivas de Aragón.