El vertedero ilegal descubierto hace unos días en Cuarte de Huerva no solo llevaba funcionando bastante tiempo, sino que, a la vista del tipo de residuo depositado en él, se sospecha que también ha servido a ciudadanos y empresas locales para descargar allí su basura doméstica y restos de obras menores. Porque entre las montañas de escombros industriales depositados presuntamente por el propietario del terreno y principal responsable de estos vertidos surgen, entre otros elementos, garrafas de agua, sofás y muebles.

El expediente de esta gran escombrera clandestina, que incluirá una propuesta de sanción, lo está tramitando el Servicio Provincial de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, que ayer comenzó a redactar el pliego de cargos en el que se describen las inspecciones y los datos objetivos recogidos tanto en el informe-denuncia de la Unidad Verde del Ayuntamiento de Zaragoza, por encargo de la Policía Local de Cuarte, como de los forestales y técnicos del Departamento de Medio Ambiente.

Una vez el pliego de cargos esté redactado, se le remitirá al expedientado, el cual tendrá unos quince días para presentar, si lo cree conveniente, sus alegaciones.

LA NUEVA LEY La actuación es, precisamente, la primera de este tipo que se realiza en Aragón con la nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados que entró en vigor a finales del pasado mes de julio, y que las comunidades autónomas y ayuntamientos están estudiando para poder desarrollar y aplicar. Esta norma endurece la tipificación de las infracciones y las sanciones, que alcanzan los 300.000 euros para los casos graves y 1,7 millones para los muy graves.

El entorno de esta escombrera, ubicada en un campo de cultivo del término municipal de Cuarte de Huerva, es una zona bastante deteriorada, muy próxima al polígono Valdeconsejo y a unas viviendas de reciente construcción. Y su hallazgo, admiten tanto ecologistas como profesionales ligados al sector, solo viene a demostrar la realidad de que cada vez es más habitual la presencia de estas escombreras ilegales en los alrededores de la capital aragonesa.

En este caso, y taponando un barranco de la estepa, entre la multitud de residuos aparecen algunos peligrosos (uralitas), industriales no peligrosos, residuos de construcción y demolición y residuos domésticos. Todos ellos tienen su servicio público de gestión pertinente para alojarlos previo pago. Sin embargo, algunos deciden saltarse toda normativa y deshacerse de esta basura tirándola en lugares escondidos.