Patricia Larrea e Ismael Casado viven un pequeño college town llamado Oxford, en Ohio, desde hace un año. Es la primera vez que votan a distancia y aseguran que "te las ves y te las deseas para disfrutar del derecho a voto". Son residentes permanentes (CERA) desde noviembre de forma presencial en el consulado de Chicago. Nunca recibieron una notificación de alta en su domicilio. Larrea explica que dio por hecho que el proceso había ido bien en su caso porque si recibió la baja del padrón municipal de Zaragoza. En febrero se mudaron de casa y notificaron el cambio un mes antes de hacerlo para evitar problemas a la hora de rogar el voto. Una previsión que solo sirvió "al 50%", porque al comprobar las listas electorales en el Consulado General de Chicago --a 450 kilómetros de Ohio--, Casado aparecía en un domicilio que no era el suyo.

Para solventar este problema tuvieron que enviar dos emails al consulado para recibir el impreso de reclamación que recibió en el último momento por la lentitud de la Administración. Larrea. en cambio, sí que recibió la información del censo electoral en tiempo y forma. "Es increible que en pleno siglo XXI, no exista ninguna herramienta electrónica que funcione para realizar estos trámites".

Al ser residente permanente puede realizar la solicitud del voto a través de internet con su clave de tramitación telemática. A pesar de sus intentos no lo logró por los continuos fallos que generaba la plataforma digital. Así que, finalmente, optaron por enviar el ruego de voto por correo ordinario. Ahora, dice, "solo quedar esperar y cruzar los dedos para que nos llegue toda la documentación electoral que, visto lo visto, no creemos que ocurra".