Si preguntas por la zaragozana calle Oviedo todos dirán que tras la reforma integral ha quedado de maravilla. Le hacía falta, dicen sus vecinos, que analizan al detalle todos los rincones con gran exigencia. Todas la críticas son constructivas y positivas. Se trata de un barrio envenjecido y con zonas degradadas por lo que la renovación de esta calle le ha llevado aires nuevos, parece nuevo, moderno y espacioso. Sin embargo, y a pesar de que se ha cumplido con una reivindicación histórica, hay alguna que otra queja urbanística que no han dejado pasar por alto.

Entre los temás más controvertidos destacan los bancos. Y no solo los monetarios, que ese es otro tema. Los más mayores tenían controlados todos los que había antes de la reforma y, en pocos días, ya conocen todos los que se han colocado y no acaban de estar conformes. Para empezar, comenta José Antonio Martínez, se han eliminado los que estaban a las puertas del centro cívico, y no ha gustado. «Aquí vive mucha gente mayor y nos gusta salir a la calle y sentarnos la sol. Ahora nos los han quitado, tenemos que ir a la plaza donde corre el cierzo», lamentaba. En realidad, solo hay que cruzar de acera, pero no es lo mismo.

Hay comodidades que son indispensables para muchos y sobre todo a cierta edad. Desde ese mismo lugar, y sentados en los ya inexistentes bancos, controlaban a los pasajeros que subían y bajaban del bus, ya que a escasos metros se encuentra la parada.

Tampoco están satisfechos con que no se haya colocado una marquesina que proteja de las ventoleras. «No les costaba nada poner una», le decía Fernando González a Dionisio Monferrer, que también apuntaba que no había hecho gracia que se eliminaran aparcamientos. Lo cierto es que se ha habilitado 35 plazas nuevas en un solar junto a la calle Zafiro, para compensar.

Pero las opiniones son muy diversas. «A mi no me importa, es una maravilla andar por estas aceras tan anchas -de cinco o seis metros-. Antes no podíamos y estaban todas las baldosas levantadas», comentaban Isabel Muñecas y Bárbara Torres, que habían cogido el típico «capazo» matinal.

También genera satisfacción la rampa que une las calles Oviedo y San Eugenio. «Ya era hora», decía Mari Carmen de Marcos, que recalcó que llevan años reclamándola. Pero la fuente instalada frente al centro municipal, está en los números pares y no convence. No por estética, sino por practicidad. «La han colocado en un sitio con pendiente. ¿No se dan cuenta que así solo van a conseguir que el agua vaya calle abajo?», analizaban José Antonio Martínez y Dioniso Monferrer. Y es que, aunque aplaudan la obra, en la que se han invertido 477.796 euros, los vecinos siempre tiene algún «pero».