La mayor parte de la dirección socialista insiste en que ni en la peor de sus estimaciones imaginaban que el electorado aplicaría un correctivo tan severo a su gestión. Solo algunos dicen que ya intuían que la derrota electoral iba a ser mayor de lo esperado. El gran partido de la izquierda abre un periodo nuevo desde la oposición.

"Hemos tenido que aplicar medidas que están a la derecha de la izquierda. Y los ciudadanos no han entendido que un partido socialista tuviera la obligación de aplicar unas medidas tan marcadas por la economía. Tenemos que ver en el futuro si preferimos estar a la derecha de la izquierda, a la izquierda de la derecha o mirar a las formaciones progresistas a las que apenas hemos mirado estos años", indica un miembro del PSOE.

Casi a modo de autoconsuelo, más de uno afirma: "Los próximos años van a ser muy duros y se van a tener que tomar medidas drásticas. A nosotros eso nos habría supuesto un problema añadido, porque nos costaría otra vez explicarlas y enjugarlas en nuestro ideario político, con nuestras siglas y nuestros 130 años de historia".

Los socialistas van a empezar, lentamente, un proceso renovador que culminará el verano próximo con un congreso. Los acontecimientos del partido a nivel federal y el relevo de su secretario general hacen que este proceso se inicie lentamente y sin sobresaltos. Apenas ha habido autocrítica --más allá de algún cuestionamiento interno de las estrategias durante la campaña o alguna salida verbal discordante de alguno de sus líderes-- pero todos son conscientes de que el PSOE del 2011 tiene que hacer algún viraje para iniciar su recuperación. En las Cortes, la izquierda ha perdido cinco escaños (solo el ascenso de IU ha mitigado una debacle mayor) y en el Ayuntamiento de Zaragoza, hay una mayoría progresista in extremis que está obligada a entenderse.

El giro ideológico y estratégico de los socialistas también tiene que hacerlo CHA, partido que no ha dado el tirón esperado ni han captado votos de desencantados del PSOE. Los nacionalistas han frenado su tendencia descendente, pero son conscientes de que tienen que seguir intentando recuperar sus orígenes, con mayor autenticidad en sus mensajes aragonesistas, ecologistas y socialistas.

En el PSOE existe una corriente que considera indispensable abandonar la herencia dejada tras años de coalición con el PAR que ha ido que se fuera alejando paulatinamente de la militancia de base y la sociedad crítica. Todo lo contrario que IU, que ha sabido encontrar su hueco en esa izquierda desencantada y cuyo principal riesgo es saber gestionar la confianza recibida y no morir de éxito.