El nuevo ARI (Área de Rehabilitación Integral) del barrio del Arrabal y los grupos de viviendas obreras destaca no sólo por el céntrico lugar en donde se localiza sino por el interés tanto histórico como arquitectónico que ofrecen los inmuebles que lo componen. Así, el Casco Histórico del Rabal conserva en sus fachadas y en su concepción urbanística el encanto de finales del siglo XVIII y del XIX. Una historia ligada a la de los labradores que allí residían, y que viene marcada por edificios de ladrillo cara vista, con puertas de medio arco, etc. Y la de los grupos sindicales responde a una manera de entender la arquitectura para dotar de casas dignas a la ingente cantidad de obreros que a partir de los años 40 comenzaron a llegar a la capital aragonesa, atraídos por el desarrollo industrial. Se trata de edificios económicos y tradicionales. Algunos firmados por arquitectos de prestigio.