La confirmación oficial de que la construcción de la presa de Biscarrués, caso de llegar a producirse, podría hacer imposible la práctica del rafting en el río Gállego, aguas arriba y abajo de Murillo, ha producido una gran inquietud en el Reino de los Mallos. La economía de esta zona de la Hoya de Huesca depende en gran medida del descenso de aguas bravas y cualquier circunstancia que ponga en peligro este deporte se ve como una amenaza vital.

"Si finalmente se hace el embalse, que está recurrido en los tribunales, y la subida del nivel del agua anula la corriente aguas arriba, nos encontraremos con un problema muy grave, no solo en Murillo, sino en todos los pueblos del entorno de Ayerbe", lamenta Pablo Vallés, presidente de la Asociación de Empresarios de Murillo de Gállego.

El auge del turismo en esa zona casi exclusivamente rural, que empezó hace ya más de 20 años, debe mucho al rafting o descenso de ríos en embarcaciones neumáticas. Y, si esta posibilidad deportiva desapareciera, la base de la economía de la zona se hundiría. "Sería un retroceso, volveríamos a los años 80, cuando el Reino de los Mallos perdía habitantes y no tenía ningún futuro", explica Vallés.

27 EMPRESAS TURÍSTICAS El rafting, de hecho, es la actividad que tira del resto de la oferta, ya sea el senderismo, la bici de montaña o la escalada en los Mallos de Riglos. Incluso muchos de los visitantes de las ermitas románicas y del castillo de Loarre han acudido a esa parte de Huesca atraídos primeramente por la posibilidad de bajar en balsa por el Gállego.

"El futuro embalse, si alguna vez llega a hacerse, impedirá el rafting aguas arribas de Murillo y en gran parte del tramo inferior, porque el nivel del agua subirá y se estancará en la cola del pantano", subraya Agnés Dewuls, que regenta un negocio de rafting en la zona y es presidenta de la Asociación de Turismo Deportivo de Aragón.

Las cifras que maneja el Ayuntamiento de Murillo de Gállego corroboran que el Reino de los Mallos se vendrá abajo si no se puede practicar rafting. "Este deporte supone el cien por cien de la economía", asegura la alcaldesa, Marta de Santos, de Podemos. "El polígono industrial de Ayerbe no tira y la agroindustria tampoco y, si esto se acaba, volveremos a caer en una situación parecida a la que se produjo cuando el grueso del tráfico entre el Pirineo y el Ebro empezó a coger la carretera de Monrepós y aquí nos quedamos al margen", recuerda.

Las estadísticas indican que esta subcomarca recibe en torno a 100.000 visitantes al año, casi todos de marzo a octubre, en la época que son posibles los descensos. Este deporte que ha dado lugar a 27 empresas turísticas en Murillo, que roza los 200 habitantes.

Vallés apunta que, además, el rafting ha generado 119 puestos de trabajo directos y un número muy superior de carácter indirecto. "El Reino de los Mallos es un caso único en Aragón", recalca el presidente de los empresarios. "La economía se ha levantado gracias a la iniciativa privada, sin subvenciones oficiales de ningún tipo y utilizando recursos propios", insiste.

El despegue de Murillo, informa, empezó en los 90. En aquella época, emprendedores vascos del sector de los deportes de aventura se instalaron en la zona. Pero, progresivamente, los negocios que abrieron pasaron a manos aragonesas, generalmente vecinos de Murillo o descendientes del pueblo. Por eso nadie quiere que el esfuerzo que ha evitado la despoblación se pierda por culpa de un pantano.