La seguridad en los cotos es un tema fundamental, y sus responsables son conscientes de ello. De hecho, los socios han llegado a expulsar a aquellos cazadores que no cumplen las mínimas reglas del sentido común, como la de no moverse del puesto adjudicado o portar el arma cargada cuando no se está en posición de caza.

Y es que muchas de las batidas no son fáciles de organizar, dada su extensión y el gran número de participantes, que pueden llegar a los 60 puestos de escopetas. Para aquéllos que desconocen la normativa correspondiente, la caza mayor, con excepciones, se realiza mediante batidas. Y en Aragón, la caza más común es la del jabalí y el ciervo. Un jefe de la partida, que suele ser la persona que conoce el terreno o el monte, es el encargado de organizar la cacería, cuyo número de puestos dependerá del de cazadores y se asignará bien por sorteo o a mano.

El encargado coloca a los cazadores en su sitio, dibujando una especie de U , y prepara a los resacadores , que se encargarán, a una hora determinada, de soltar los perros orientar la caza hacia los puestos.

El problema son los imprudentes que se mueven, que pueden ser confundidos con un animal, o los que disparan sin ver a su presa. Aragón cuenta con unos 1.500 cotos de caza y más de 65.000 licencias de caza. Unas cifras que demuestran que los accidentes no son frecuentes. La nueva Ley de Caza de la DGA, enfocada a la conservación cinegética, prohíbe cazar con poca visibilidad o con manto espeso de nieve, y recomienda unos exámenes a cazadores para obtener la licencia de caza que aún no se han puesto en marcha.