Técnicos externos al Ayuntamiento de Alcañiz (Teruel) determinarán los daños en las viviendas afectadas por el derrumbamiento del cerro Pui Pinos que se produjo el pasado jueves, 18 de abril, para decidir si los edificios pueden ser reparados o si es necesario demolerlos.

Fuentes del consistorio alcañizano explican que también estos técnicos se encargarán de comenzar con los trabajos para las peritaciones de los seguros de los domicilios.

"La zona de arriba está prácticamente segura y casi todos los vecinos han podido entrar ya a sus casas para quedarse a vivir con total normalidad", ha explicado el alcalde de Alcañiz, Juan Carlos Gracia Suso, quien ha añadido que se pretende limpiar cuanto antes la parte baja y dar acceso a la carretera.

El sábado, los vecinos de diez viviendas de la parte alta de la carretera que no se dañaron pudieron entrar en sus domicilios.

Aún no se ha podido dar acceso a los vecinos de las viviendas derruidas por la lengua de tierras y a los que residen al lado de éstas, que podrían estar también afectadas.

También se ha negado el acceso de los vecinos a una vivienda intacta, situada enfrente, hasta que no se evalúe el estado de la estructura y se determine que no hay peligro de derrumbe.

En similar situación se encuentra otra vivienda ubicada un poco más arriba de las casas dañadas, junto a la que se están realizando trabajos, pero se espera que próximamente los vecinos puedan acceder a la misma.

En total 58 personas fueron desalojadas, de las que 33 fueron ubicadas por el consistorio en los hoteles de la ciudad, mientras que el resto pudo alojarse en otros domicilios propios o viviendas de familiares y amigos.

Por otro lado, los vecinos cuyos hogares han quedado más dañados serán reubicados en pisos de alquiler con todas las prestaciones.

Asimismo, permanece abierta -en horario de 9.30 a 13.30- una oficina de atención a los afectados situada en el número 2 de la calle Mayor que está coordinada por el departamento de Acción Social del consistorio.

En el talud derruido continúa trabajando una excavadora, que realiza las labores de manera escalonada de arriba hacia abajo.

Cuando finalicen los trabajos en la parte alta, la excavadora trabajará desde abajo del talud.

De momento, se han extraído 3.500 metros cúbicos (alrededor de ocho toneladas), de rellenos antrópicos que permanecían en el talud y podían desprenderse.