En la mente del urbanita, la naturaleza suele situarse en parajes lejanos al tráfico y al asfalto. Al pensar en ella, es común que aguarden imágenes bucólicas de bosques repletos de flora y fauna variopinta, por lo general muy idealizadas. Sin embargo, y aunque en muchas ocasiones la acción del ser humano degrade los entornos naturales a meras anécdotas presas del cemento y la contaminación, lo cierto es que, al menos en Zaragoza, no hay que irse muy lejos para encontrar lugares con una importante presencia de vida animal y vegetal. Es el caso del humedal urbano que se encuentra en el Parque del Agua de la capital aragonesa, en el que una buena variedad de especies de aves conviven con los zaragozanos.

Patos, gallinas de agua, palomas torcaces, garzas, gorriones o gaviotas son algunos de los habitantes que visitan o habitan en este espacio que, aunque no es exactamente igual a los humedales que se encuentran en el medio rural, sí que tiene sus principales características, explica el delegado territorial de SEO Birdlife, Luis Tirado. Allí se pueden encontrar, por ejemplo «diferentes tipos de aves típicas de humedales como las gallinas de agua, que hay dos, la gallina de agua propiamente dicha y la focha, que son negra y parece un pato». Igualmente, hay grupos de ánade real o azulón, que es el pato común. En estos ejemplares puede observarse cierta hibridación con el pato doméstico blanco, ya que suelen ser mascotas que se abandonan y se cruzan con los azulones. También cormoranes «que sobre todo comen especies invasoras y cumplen una función muy importante», subraya Tirado. Además, garzas de diferentes tipos y «muchísimos pajarillos de pequeño tamaño, que en invierno les vienen muy bien los humedales, como el petirrojo o el gorrión molinero».

Timidez con pico

Estos son algunos de los ejemplares que pueden salir al paso del visitante en el parque, acostumbrados a la presencia humana. Pero no son los únicos merodeadores del entorno, ya que otros también visitan en ocasiones el lugar, aunque resultan más huidizos: «Encontraremos menos cantidad de aves rapaces, puesto que son más esquivas al hombre», explica el experto.

Precisamente, es ese rasgo la característica más distintiva de un humedal urbano respecto a otro rural: muchísimas personas pasean a lo largo del día por estos parajes. «Por ejemplo, un aguilucho lagunero, que sería un depredador natural del pato y que está en todos los humedales, aquí no lo vemos, o no lo hacemos fácilmente, porque igual un día viene, caza y se va. Pero no lo vamos a ver habitualmente», detalla.

Otra imagen que sorprende al profano es la de las gaviotas, asociadas al litoral, en la capital aragonesa. Tirado explica que, desde que se hizo el azud del Ebro, son más fáciles de encontrar en la ciudad «e incluso han llegado a criar». En ese sentido, matiza que este humedal ha atraído a muchas especies que, si bien no se reproducen en el lugar, «están muy cerca».

A la sazón de las aves, el parque cuenta con un rincón específicamente pensado para ellas. Se trata de la isla de los pájaros, un parterre de 8.700 metros cuadrados en el que se plantaron matorrales esteparios que «quedó un poco desangelado», explica divertido. Desde la dirección del parque propusieron entonces a SEO Birdlife crear un espacio pensado para aves, en el que se instalaron cajas nido para especies como el gorrión molinero, el cernícalo, el avión zapador y, también, para mamíferos como el murciélago.

Este humedal urbano, destacado por SEO Birdlife por su gestión, «cumple un papel fundamental como ecosistema», remarca Tirado. Además de la fauna que acoge, en este caso también hay carrizales, «muy importantes en el medio natural y urbano porque son capaces de descontaminar, son filtros naturales capaces de absorber los metales pesados» y, también, nitratos. «Que tengamos un filtro verde dentro de la ciudad es muy importante. El agua que se va filtrando y, cuando vuelve al Ebro, sale depurada», reivindica.

Esa desconexión del medio natural del ciudadano no encuentra excusa en este caso. «Un humedal nos permite acercar la naturaleza al urbanita y entenderla mucho mejor», remarca. Además, para Tirado Zaragoza tiene «mucha suerte» porque muy cerca se encuentra el galacho de Juslibol o el humedal de la Alfranca. Sin embargo, destaca: «En el Parque del Agua tenemos una herramienta de educación ambiental fantástica».