Teruel ganó 78 habitantes en el 2015 y se sitúa ahora en 35.668 vecinos, frente a los 35.590 que residían en la ciudad a principios del pasado año. Este dato, único del nuevo padrón municipal que ha visto la luz de momento, supone un ligero incremento demográfico, aunque lo realmente importantes es que, por primera vez, se rompe la tendencia a la baja que registraba la capital de la provincia desde el año 2011, cuando alcanzó los 36.525 residentes.

La cifra del último censo, pendiente de su depuración por parte del Instituto Nacional de Estadística (INE), interrumpe un goteo de vecinos que llegó a ser preocupante, dado que entre el 2011 y el 2015 la ciudad perdió 935 habitantes, casi a razón de 200 por año.

El aumento del censo no invita todavía al optimismo, pues habrá que esperar a posteriores padrones para ver si esta inversión de la tendencia se consolida o si, por el contrario, constituye una excepción dentro de la generalizada despoblación que padece la provincia turolense.

Los expertos consideran que gran parte del descenso poblacional de Teruel se debe a la marcha de inmigrantes, tanto a sus lugares de origen como a otras localidades españolas en las que han encontrado empleo o consideran que existen más posibilidades de un contrato.

Ahora, a falta de analizar los últimos datos, todo apunta a que la política de inversiones llevada a cabo en el municipio de Teruel, en particular el progresivo reforzamiento de las instalaciones del aeropuerto de Caudé, han generado una demanda de empleo que se ha traducido a su vez en un incremento del número de habitantes. En este sentido, la futura ampliación de Ronal Ibérica y la construcción del nuevo hospital pueden actuar como focos para asentar más población en la ciudad.