Una lucha a vida o muerte a la espera de un órgano, unos pulmones. Ariadna Argón es una joven zaragozana que padece fibrosis quística. Un mal crónico y hereditario que afecta a los órganos del cuerpo que producen secreciones. Se la diagnosticaron a los cinco meses y las complicaciones aparecieron a los nueve años. Desde entonces su vida y la de su madre, Gloria Rubio, ha sido un eterno ir y venir de médicos y hospitales.

Ambas cuentan su historia en una reportaje que este próximo fin de semana publica la revista Interviú, que entrega este diario este fin de semana. En él se relata cómo han vivido lo últimos cuatro años Ariadna y su madre. El desgaste que entraña convivir con la enfermedad, al tiempo que se intenta normalidad una vida y un trabajo. No es nada sencillo.

"Desde la última recaída de mi hija, hace diez años, he engordado 12 kilos a fuerza de estar sentada a los pies de su cama", confiesa Gloria Rubio en el reportaje. En los últimos cuatro años han estado dos veces en la lista nacional de personas que aguardan a recibir un órgano. Y cada vez que Ariadna es ingresada tiene que dejar el trabajo, lo que ha traído como consecuencia que no haya podido acumular suficientes meses de cotización para el paro.

"Tenemos que estar siempre preparadas". La posibilidad de un donante, o una recaída, entraña cerrar el piso de Zaragoza y con las maletas a cuestas, ir a Valencia, ciudad en la que hay una unidad de trasplantes y en la que atienden a Ariadna especialistas en la enfermedad que padece. "En los últimos seis años, todos los meses ha estado hospitalizada, algunas veces cinco meses seguidos, y en el 2008 se pasó casi todo el año", recuerda.

La familia no tiene una situación desahogada. Viven ellas dos solas. Y Gloria no puede compaginar los ciudados que precisa su hija con un trabajo estable. "Hemos consumido todos los ahorros y yo solo puedo trabajar cuando estoy en Zaragoza como camarera de una chocolatería. Pero cuando empeora tengo que dejarlo y venirme con ella a Valencia", explica. Hasta septiembre cobró el paro de 380 euros, y otros 300 por la Ley de la Dependencia. Pero desde que agotó la prestación tiene que sobrevivir solo con 300. Desde marzo reciben un subsidio de 400, y con los 700 que ahora ingresa, ya se considera "afortunada".

La Federación de Fibrosis Quística les presta una de las viviendas que tiene en Valencia, lo que les permite permanecer largas temporadas en la ciudad levantina. En la actualidad, el inminente trasplante, porque Ariadna se encuentra en el código cero, es decir precisa del transplante para sobrevivir, Ariadna se encuentra ingresada en Valencia. Gloria duerme en el sofá cama. Juntas pasan las noches a la espera de que al fin suene el teléfono que les anuncie que hay un órgano para ellas. Es un momento ansiado, que supondría una operación compleja y una rehabilitación durísima. Pero por encima de todo significaría una nueva vida. Algo más que una esperanza. Con el nuevo pulmón llegarán momentos difíciles. "Tendré que aprender a respirar", confiesa.