Mantenerse en el poder durante tres o cuatro décadas seguidas tiene mérito. Hay que ganarse la confianza de los vecinos elección tras elección. Y eso es lo que han hecho los 30 alcaldes aragoneses que ocupan el cargo desde la Transición e incluso desde las postrimerías del franquismo.

Pero obtener mayoría tras mayoría no significa que todos los residentes aprecien la labor y la personalidad de sus regidores. En todos los pueblos existen voces críticas, ciudadanos que no ven bien a su alcalde porque no comparten su ideología o porque discrepan de su forma de gobernar el municipio.

"Martín debería retirarse porque va a estar en el poder más que Franco", sostiene Ricardo Remiro, vecino de Épila, que reconoce, no obstante, que el alcalde "ha hecho cosas buenas, como el polígono industrial, que sin él no se hubiera conseguido". "Pienso", añade, "que al cabo de ocho años los alcaldes deberían marcharse a casa".

"Me gusta Martín Llanas porque ayuda a la gente más necesitada", opina una joven que no quiere facilitar su nombre. Y añade el gran argumento a favor del regidor socialista: "Él fue quien construyó el polígono".

"Creo que hace una buena labor, aunque no estoy muy metida en política", afirma Ángela. "Hay gente que le reprocha que ayuda mucho a los gitanos de Los Cabezos, pero en general todo el mundo le tiene aprecio", añade.

En cambio, Gregorio Benedí, alcalde de Plasencia de Jalón, parece no tener detractores. "Es un alcalde inmejorable", señala Manoli en una tienda de la pequeña localidad. "Ha traído el agua, ha arreglado las calles, ha hecho el deportivo...", enumera. "Además", continúa, "él ha conseguido que se haga la variante para los coches, y todo sin pagar un duro".

"Lo ha hecho bien. De hecho, si no hubiera sido un buen alcalde, no se le habría votado tantas veces seguidas", afirma otra vecina, Pilar Enseñat. "La continuidad demuestra su valía como político y que es buena gente, cercano a los vecinos", agrega.

"Siempre hay dinero para las reparaciones", subraya Paco, un empleado del municipio, que desde hace varios años cuenta con un flamante edificio consistorial.

Claro que Plasencia de Jalón es un buen pueblo. Está cerca de la fábrica de Opel, donde trabajan algunos vecinos, y tiene varios parques eólicos de propiedad privada, así como unas fértiles huertas que dan fruta y ajos muy afamados.

Esmeraldo Marzo también es muy apreciado en Mainar, aunque algún que otro vecino se niega a valorar su labor. "Empezó con Franco y se ha movido mucho, está muy bien relacionado", explica Charo, que regenta un multiservicio que también es obra del alcalde.

Los vecinos están contentos porque las dos macrogranjas de gallinas instaladas en Mainar han dado trabajo al pueblo. Pero el propio Esmeraldo está más satisfecho últimamente de la nueva traída de aguas subterráneas, que cuenta con una estación de bombeo que costó 60.000 euros.