El Ayuntamiento de Zaragoza tiene un nuevo plan para sacar del abandono a la antigua fábrica de Giesa, en el barrio de Las Fuentes, y a la antigua casa del director de la Azucarera del Rabal. El futuro de ambos edificios municipales, en desuso desde hace muchos años, depende del éxito de Cierzo, una iniciativa que surge desde el Imefez y que está basada en la colaboración con entidades privadas para investigar nuevas fórmulas que ayuden a la reutilización de los residuos. Una especie de laboratorio colaborativo para el que será necesario que Europa conceda fondos. Cinco millones de euros, concretamente. Son los que se van a pedir este mes y que en un plazo de «cinco meses» se conocerá si se van a obtener.

Así lo explicó ayer por la responsable de Inclusión y Fomento Empresarial en el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC), Arantza Gracia, junto al jefe de promoción empresarial municipal, Jesús Blanco, y se enmarca dentro de las apuestas que concurren a las Urban Innovate Actions (UIA), una línea de financiación con la que la Comisión Europea pretende encontrar y probar soluciones nuevas para el desarrollo urbano sostenible. Y la de Zaragoza, que se presentará el próximo día 30 en Bruselas, parte de la reducción de la huella ecológica como hoja de ruta, en el modelo productivo y de consumo. Dentro de lo que ya se conoce como economía circular, una estrategia orientada a aminorar el coste energético y de materiales, y en «darle una segunda vida» a los mismos.

Para ello la ciudad contará con hasta diez entidades distintas, públicas y privadas, con las que intercambiar información y recursos para facilitar la reutilización de sus residuos y aumentar la formación y la innovación. Con un organismo abierto a la participación ciudadana, el Centro para la Innovación Social en Economía Circular (CISEC) que iría en la Casa del Director, el «espacio pensante», dijo Gracia, dedicado a la gerencia y a actividades sociales, ciudadanas y divulgativas. El otro, el de Giesa, lo será para la innovación para reutilizar aparatos eléctricos y electrónicos (AEE’s), que se llamaría La Regeneradora, ocuparía 4.700 de los 13.000 metros cuadrados en desuso de la fábrica y abriría las puertas también a pymes locales. Investigación, formación y divulgación, objetivos a perseguir en un Cierzo que daría también una segunda vida a ambos edificios municipales.