La Cultural Leonesa y el Kas Eupen belga son los dos clubs europeos que controla la Academia Aspire, que en octubre del 2015 desembarcó en León con un claro objetivo: la formación de jugadores qatarís para el Mundial del 2022 que se juega allí. De momento, esa selección no irá a Rusia, aunque cuatro años más tarde se espera tener un combinado competitivo gracias a un dinero que ya sedujo en su día al exazulgrana Xavi, que aún juega en el Al-Saad de Doha y que colabora en la Aspire con la selección sub-23.

En León fue una llegada a un club al borde de la desaparición, en Segunda B, con una deuda de 1,7 millones, pero que necesitaba con urgencia un ingreso de 200.000 euros para evitar la liquidación. Aspire, propiedad del emir de Qatar, Tamim Al Thani, abonó la totalidad de la deuda y colocó a la Cultural entre los diez mayores presupuestos de la categoría de bronce.

Ahora mismo, en la Cultural juegan dos jugadores qatarís, Ahmad Yasser y Ahmad Moeln. En el filial, que está en Regional Preferente (desapareció antes de llegar Aspire) con el objetivo de subir a Tercera, juegan otros dos futbolistas de ese país, en el Juvenil que está en Liga Nacional otros tres, mientras que Aspire firmó un convenio de Colaboración con el Atlético de Astorga y allí hay otros dos jugadores de Qatar cedidos. Todos esos futbolistas tienen un tutor en León para que les vigile y no se despisten demasiado.

A corto plazo en Primera

Además, la cantera de la Cultural se ha llenado de equipos en categorías inferiores, todos con hasta cuatro entrenadores por conjunto. «La NASA del deporte existe, es la Aspire», decía hace un año Xavi en una entrevista sobre los medios con los que trabaja. La Aspire ha asegurado que el proyecto es a largo plazo y que no se irán después del Mundial, aunque no resulte fácil de creer. De momento, tras subir a Segunda el verano pasado, el reto de la Cultural, con un límite salarial de 5,5 millones, un poco inferior solo al Zaragoza (5,6), es el ascenso en poco tiempo a Primera.