Las dos primeras jornadas de Liga han dejado algunas conclusiones imprevistas en el Real Zaragoza. Se pensó en un fútbol, una plantilla y un trabajo con la intención de organizar un equipo mucho más compacto, alejado del que la campaña pasada perdió 26 puntos en La Romareda, del que encajó 58 goles; se proyectó un grupo organizado para controlar los encuentros bajo unas premisas bien diferentes; se habló, sobre todo, de dejar la portería a cero como condición indispensable para alcanzar el único objetivo del curso: el ascenso. En fin, la influencia de Martín González en la confección del plantel anunció un Zaragoza bien armado, fornido en defensa y ágil en los espacios de ataque. Por eso se ha hablado tanto del Deportivo que ascendió hace dos temporadas, del Sporting de hace unos meses, del 1-0, del 0-1... de lo que se previó y no ha pasado, aún.

Resulta que el Zaragoza paciente y templado, el que temía perder la pegada con la marcha de los dos poderosos delanteros que lució la pasada temporada, Borja Bastón y Willian José, es de momento el mayor bombardero de la Liga con 24 disparos a puerta en las dos jornadas disputadas, según las estadísticas oficiales de la Liga. Solo le iguala el Osasuna, que se supone un firme enemigo por el ascenso. El conjunto navarro ha hecho pleno hasta ahora, con dos victorias en los dos encuentros jugados, aunque sufriera el pasado domingo para sacarse de encima al Mirandés en El Sadar (1-0).

Es pronto para asociar este dato a las señas de identidad que debe ir adquiriendo el equipo conforme avance la temporada. En ataque se dispararía hasta unas cifras indiscutibles, por encima de los 80 goles a favor (Betis y Las Palmas, por ejemplo, llegaron la pasada campaña a los 73). La zaga, de momento, no tendría defensa, con tres goles en cajados en dos partidos, una cifra que lo situaría incluso por encima de los 58 tantos recibidos la pasada Liga. Cosas que meditar, otras que corregir.

Dos jornadas no pueden servir de reflejo en términos absolutos. Demuestran, eso sí, dónde están las virtudes y los defectos. En defensa hay desatenciones bobas como las dos que le costaron los tantos ante el Almería. En ataque se afila cuando puede disfrutar de la vertiginosa aceleración de sus atacantes. De Ángel, de Jaime, de Hinestroza, tres temibles velocistas. Ya lo dijo Sergi Barjuán, el técnico del Almería, el pasado fin de semana. "Con el Zaragoza no se puede jugar a un intercambio de golpes porque sales perdiendo".

Hay otro dato que no se puede pasar por alto. Los dos tantos de Cabrera, máximo goleador del equipo, no son una casualidad. Cuentan los números que el Zaragoza ha marcado tres de sus cuatro goles a balón parado, todos de cabeza. Más allá, el equipo da una imponente sensación de superioridad en la estrategia aérea, donde es capaz de rematar con peligro un altísimo porcentaje de los balones que parten de la bota derecha de Pedro. Tanta que se puede intuir como la principal arma ofensiva del equipo de Popovic a lo largo de la temporada. Al cabo, hay pegada, aunque sea bien otra.