Cuando el lunes Josep Maria Bartomeu, con nuevo título de Copa del Rey o sin él, dirija la junta directiva del Barça, el presidente del club azulgrana tendrá algo más que explicar que el relevo en el banquillo del primer equipo, ese trueque entre Luis Enrique y Ernesto Valverde que es un secreto a voces. El máximo dirigente azulgrana deberá hacer frente a la creciente presión sobre su persona, provocada no solo por una temporada que él calificó de «muy buena» y que en realidad no pasará del aprobado justo, sino por los acontecimientos que se han acumulado en los últimos días en los tribunales y que apuntan directamente a la línea de flotación de la presidencia.

Cuando Sandro Rosell huyó de la presidencia en el 2014, Bartomeu se erigió en el «legítimo» y continuista heredero de su gestión, posición que luego certificó en las elecciones del 2015, en las que superó a otro expresidente, Joan Laporta. Con Rosell durmiendo los últimos días en la prisión de Soto del Real y Laporta crecido tras haber derrotado a la junta de Rosell (y Bartomeu) en la acción de responsabilidad social, el máximo dirigente azulgrana deberá responder a las crecientes peticiones de dimisión o, como mínimo, de poner en marcha la maquinaria para esclarecer los contratos firmados por Rosell durante su inacabado mandato (2010-14).

«Si tuviese la mínima vergüenza, Bartomeu tendría que dejar el Barça y no aferrarse al cargo solo por ilusión. Todo ha sido una mentira y por segunda vez un tribunal nos ha dado la razón: nuestra gestión fue correcta y la cerramos sin pérdidas», disparó Laporta el jueves, después de que la Audiencia de Barcelona desestimara el recurso del club por la acción de responsabilidad.

Otros dos de los cinco últimos directivos aún afectados por el contencioso reaccionaron ayer de idéntica manera a su anterior jefe en el ejecutivo azulgrana. «Hemos estado siete años sufriendo por una cosa que se debía haber solucionado en el minuto cero. Para que saliesen pérdidas, ellos sumaron los 63 millones del último mandato de Gaspart, por decisión del propio Rosell», aseguró Xavier Sala Martín.

El excandidato Agustín Benedito, al igual que Sala Martín, exige la revisión de lo contratos firmados bajo la presidencia de Rosell, que incluyen el controvertido fichaje de Neymar y el patrocinio de Catar. Sala Martín fue categórico al respecto. «Cuando tienes a un señor en prisión por comisionista, si yo defendiera al Barça y la transparencia, lo repasaría todo, porque igual nos ha colado un gol. Que enseñen los documentos, a ver si coinciden».