Juan Muñoz llega al conjunto aragonés con el aval de goleador puntual en categorías inferiores. Lo tiene y mucho, pero en el Real Zaragoza, en su primera experiencia completa en el fútbol profesional, deberá ratificar esa supremacía rematadora que ha demostrado en la cantera sevillista. Hace dos temporadas explotó en el filial al salvar literalmente a sus compañeros del descenso a Tercera, lo que le abrió de par en par las puertas del primer equipo con un entrenador muy desconfiado para ofrecer oportunidades a los jóvenes, Unai Emery. El técnico vizcaíno utilizó al chaval en partidos de Liga y Copa (y unos minutos de Champions) por delante de Immobile y Llorente, con tan sólo Gameiro en su agenda de intocables. Y lo hizo después de que firmara un contrato de renovación que se negó a rubricar de principio y que le tuvo sin competir durante varios meses.

El nuevo atacante del Real Zaragoza, que no contaba para Sampaoli, es un delantero que se ajusta a lo que buscaba el club, muy diferente al perfil de Ángel o Dongou, más rápidos y eléctricos. Juan Muñoz se caracteriza por su facilidad para golear dentro del área, hábitat que domina con soltura con su pierna diestra y un más que correcto juego aéreo. Sin tratarse de un futbolista veloz ni de constantes movimientos de caídas a banda, una de sus principales características es la sencillez y la rapidez con la que arma los disparos, sin apenas conceder tiempo a sus marcadores.

En principio se trata de un 9 preparado para actuar en solitario, aunque podría mezclar bien con Ángel, y con presencia física y una notable capacidad para interpretar el juego de espaldas a la portería. Si se le abastece de balones en zonas avanzadas, Juan Muñoz despliega un abanico de recursos individuales propio de un delantero centro nato. Estamos frente a un depredador muy joven y cualificado en su primera experiencia en un coto de caza mayor. El Real Zaragoza, La Romareda y la Segunda División.