El miedo a ganar condenó al CAI Zaragoza a perder ante el Estudiantes en un mal partido de ambos (67-63). El duelo estuvo en manos aragonesas, el CAI solo tenía que no perder, pero de nuevo, como ante el Lagun Aro, no supo hacerlo, quizá por los nervios, quizá por la presión, y se dejó superar por un Estudiantes que tampoco necesitó grandes alardes. Tuvo el equipo de José Luis Abós hasta cuatro balones para romper el partido más allá de los siete puntos a los que había llegado al inicio del último cuarto, pero los desperdició todos y permitió que Flores empatara y forzara una prórroga en la que el CAI se despidió demasiado pronto de sus opciones.

El equipo zaragozano mejoró en algo sus prestaciones fuera de casa por el simple hecho de que fue capaz de competir hasta el final, cosa que no le había sucedido hasta ahora. Salió más concentrado en defensa, Archibald sigue ayudando aunque no esté a su mejor nivel, pero no tuvo las ideas demasiado claras en ataque. En muchas ocasiones optó por lanzamientos rápidos, sin apenas elaboración, y casi siempre desde lejos, aunque no tuvo su mejor día de acierto de tres (8/29, 29%).

El Estudiantes sobrevivía a base del acierto de Granger por fuera, mientras Germán Gabriel se ponía las botas cogiendo rebotes (hasta 11). También Carlos Jiménez puso en apuros el juego interior aragonés cuando actuó de cuatro. En un encuentro de más errores que aciertos, de más defensa que ataque, de muy pocos puntos y de un espectáculo centrado básicamente en la incertidumbre del marcador, el CAI supo manejarse hasta que al inicio del último cuarto pareció dar el estirón definitivo. Un triple de Cabezas puso la máxima diferencia (40-47) y con 43-50 tuvo cuatro opciones para aumentarla. Pero no lo hizo y ni un tiempo muerto de Abós frenó la caída aragonesa. Luis Flores empató con siete puntos seguidos. Stefansson perdió el balón cuando el equipo podía rematar en el último minuto, después Hettsheimeir se jugó y falló un triple, Aguilar cometió la quinta falta, a Cabezas le señalaron una en ataque a falta de segundo y medio...

Así encaró el CAI la prórroga, con sus dos bases y dos cincos en la pista, con Wright sentado, sin demasiada confianza. El equipo aragonés tuvo muchos problemas en ataque, le costó casi media prórroga anotar y lo hizo con un triple de Cabezas para poder seguir creyendo (61-59). Volvió Wright a la pista y se inventó un canastón que mantenía con vida a su equipo. Abós sacó a Toppert para intentar ganar el partido desde los 6,75, pero el norteamericano no tiene la puntería del curso pasado. Un par de desajustes defensivos, Flores resolviendo con facilidad, un ataque sin objetivos claros y el Estudiantes se encontró con una victoria que el CAI Zaragoza no supo llevarse a tiempo.