Joaquín Ruiz Lorente ya era exentrenador del CAI Zaragoza cuando se sentó en el banquillo del Gran Canaria Arena. "El mismo sábado por la noche el propio Joaquín Ruiz ya era conocedor de su destitución. Fuera especulaciones de la rueda de prensa del viernes de si era un ultimátum o no, hubo conversaciones y decidimos que era la mejor decisión para el club", aseguró Reynaldo Benito, al que siempre le gusta definir al CAI como una familia. "Creíamos que era mejor que lo supiera, que se ganara o se perdiera él no iba a continuar", añadió.

La explicación de una actuación tan sorprendente como insólita e ilógica tenía como finalidad destacar la fidelidad y sentido de club de Joaquín Ruiz Lorente. "Joaquín ha puesto una vez más el bien del club por delante de su persona porque es muy difícil para cualquier profesional hacer lo que hizo él, dirigir el partido de Gran Canaria yendo a por todas", señaló el presidente. Desde luego, en este caso la actuación del técnico estuvo muy por encima de la del club. Reynaldo agradeció al ya exentrenador sus diez años de dedicación al club y le destacó como parte importante de la trayectoria ascendente de la entidad en estos años.

Esa secuencia de los hechos convierte en intrascendentes y vacías las palabras del presidente el viernes anunciando consecuencias si no se producía un "cambio radical inmediato". "Son conversaciones que se tienen entre todas las partes y la conclusión que sacamos es que la mejor decisión era hacer un cambio", indicó el presidente al respecto. Sobre las formas y los tiempos de tomarla, los hechos hablan por sí solos.

Reynaldo Benito no rehuyó la responsabilidad de la decisión. "Al final de la temporada pasada, valorando todos los pros y los contras, se decidió que había que apostar por un hombre de la casa que conocía todo y que siente el club como parte de su vida. Esta apuesta nos ha salido mal y no es momento de buscar culpables. Son decisiones que se toman y la culpa es de todos".

En un club que ha hecho de la estabilidad su bandera durante los últimos siete años, cambiar el entrenador con poco más de un mes de competición no es sencillo. "Ha sido una decisión complicada pero que se ha hecho con total confianza en estar haciendo lo adecuado", señaló el presidente. También quiso enviar un mensaje de tranquilidad. "Vamos a mirar para adelante, dar tranquilidad en cuanto a que no hacemos las destituciones por capricho o por prontos. Transmitir tranquilidad porque confiamos en la plantilla, en el club, en la afición y entre todos juntos daremos la vuelta a la situación", aseguró.