Parecía que este sería su año. Tras dos temporadas sin excesivos éxitos en el Campeonato de España de Velocidad (CEV) --el mayor vivero de pilotos del Campeonato del Mundo--, Pedro Rodríguez, joven piloto aragonés, se embarcó en un nuevo e ilusionante proyecto. En las filas del equipo Speed Master por fin podría pelear con los más rápidos en la categoría de Moto3. Sin embargo, el sueño se diluyó pronto. El mundo de las motos es un calco de la vida misma. Aquellas motos en la que se invierte más dinero son las que acaparan la gloria. Esta máxima es ley natural en el paddock.

"Ha sido una temporada muy difícil porque los problemas con los patrocinadores nos han impedido tener una moto competitiva", dice Rodríguez resignado. A pesar de que el CEV tan solo consta de seis carreras --de las cuales resta por disputarse el GP de Valencia--, la temporada ha sido larga y dura para el zaragozano. "El apoyo económico es primordial para tener una buena moto y no tuvimos demasiados patrocinadores. El presupuesto fue insuficiente para estar con los más rápidos", indica el piloto. Los resultados cosechados han dejado un decimoquinto puesto como mejor botín.

No eran tan pesimistas las predicciones antes de iniciarse la competición. Pedro y su equipo se marcaron el reto de terminar entre los cinco primeros. "Pensábamos que iban a patrocinar bien y la moto sería competitiva, pero después no fue así. Ha sido una decepción, porque no estoy contento con los resultados pero he aprendido bastante deportivamente. Al llevar un motor inferior a la de los demás, tenía que frenar mucho más tarde. La moto dio muchos problemas mecánicos desde el principio. Da mucha rabia". Asimismo, el joven piloto tenía muy presente un posible salto al Mundial, pero debido a su discreta temporada, el gran circo del motociclismo queda ahora aparcado.

ENTRENAMIENTOS Ademas de contar con una máquina inferior a la mayoría de sus rivales en las carreras, "no podíamos poner la moto a punto en los entrenamientos". Pedro encaraba los Grandes Premios sin el rodaje y la puesta a punto que sí podían llevar a cabo muchos de sus rivales. Prácticas que se realizan unas semanas antes de cada carrera y que Pedro no ha podido completar por falta de financiación. Otra de las desventajas que ha convertido en una quimera la llegada de resultados. El calvario ha tenido fecha de caducidad, ya que la temporada que viene "pretendemos dar el salto a Moto2. Habrá que ver si podemos conseguir un patrocinador fuerte. Estamos en negociaciones para ello", afirma.

Con todavía una prueba restante en una temporada para olvidar, Pedro quiere darse una alegría entre tanta decepción. "No tengo ninguna posibilidad en la clasificación general, así que en Valencia iré a darlo todo y a ver si puedo mejorar".