Carlos Pauner está cada vez más cerca de su sueño. Ayer al mediodía llegó a la cima del Annapurna, su noveno ochomil. En el 2002 fracasó en su primer intento. La primera llamada fue para Carolina Pueyo, su compañera. Carlos denotaba una voz agotada, tras 14 horas de un ascenso complicado, técnico y penoso, puesto que la nieve era muy profunda, desde los 7.100 metros del campamento IV hasta la cumbre de la Diosa de la Abundancia situada a 8.091 metros. Sólo le restan para cumplir sus deseos el G-I, el Everest, el Lhotse, el Shisha y el Manaslu.

La jornada era despejada, pero ventosa. Junto a Pauner llegaron sus dos compañeros de expedición, el mallorquín Tolo Calafat y el alavés Juanito Oiarzabal, que ya subió el Annapurna en el año 99 y que se coloca como el montañero del mundo con más techos en su historial. Un total de 24 cumbres.

Por delante del equipo de Pauner llegó a la cima la coreana Oh Eun Sun junto a cinco sherpas de altura y dos cámaras de televisión. La asiática hizo historia para el deporte femenino puesto que le ha ganado el duelo a la tolosarra Pasaban en su pulso por los 14 techos de la Tierra. Fue una verdadera gesta puesto que las vísperas Miss Oh subió 1.600 metros desde el campamento I al III y pernoctaron junto a las tiendas de Pauner.

OTRAS EXPEDICIONES Fue una jornada exitosa para el alpinismo. El Annapurna dio una tregua a los montañeros y también hollaron la cima el zamorano Martín Ramos y el asturiano Jorge Egocheaga. El momento más emotivo lo protagonizó el rumano Horia Colibasano. Era el tercer intento de Horia y brindó la cumbre a su antiguo compañero de cordada, Iñaki Ochoa de Olza, que perdió la vida en esta montaña hace dos años por un edema. Horia compartía expedición con los polacos Pustelnik y Baranowska, el esloveno Hamor y los rusos Bogomolov y Vinogradisky.

Pauner y sus compañeros eran conscientes que el éxito se cumplirá cuando bajen todos sanos y salvos al campamento base. Llegaron muy tarde a la cima, pasadas las cuatro de la tarde hora nepalí y les quedaba un complicado descenso de mil metros de desnivel hasta el campamento IV. La noche se aproximaba y la veintena de alpinistas y sherpas bajaron muy lentamente debido al cansancio acumulado y a lo delicado del terreno. Además, tenían que esperar a un agotado Calafat. Ayudados de los frontales fueron bajando metro a metro sin la mayor novedad. Afortunadamente la noche era despejada y la luna llena le echó una mano a los héroes del Annapurna.

Después de ocho exigentes horas de descenso, a las doce de la noche hora nepalí (las ocho de la tarde en España), acababan un día plagado de emociones Pauner y Oiarzabal. Desafortunadamente Calafat lleva una progresión más lenta y tenía previsto llegar al campo IV más tarde con un sherpa. Se cerraba la penúltima etapa de la aventura del Annapurna. Después de un día entero, 22 intensas horas de subir paredes, superar pasos delicados y grietas, luchar contra el frío y el viento, crestear a ochomil metros, Pauner y Oiarzabal llegaban a su hogar ocasional. Cenaron, se hidrataron convenientemente y se tiraron rendidos en los sacos.

EL PELIGRO Hoy se espera que sea un día muy duro. Sobre todo porque descienden casi 3.000 metros por un terreno muy comprometido. Pauner, Oiarzabal y Calafat pedirán un poco de suerte para que el famoso embudo, el punto negro entre el campamento III y el II, les dé una tregua y no caiga ninguna avalancha. Es aquí donde se han producido la mayoría de los accidentes mortales del Annapurna. Será un trayecto de poco más de una hora y media donde los alpinistas estarán a tiro de los grandes seracs que se rompen encima de esa travesía.

Javier Pérez explicaba la dificultad del trayecto ayer desde el campamento base. "Los glaciares que rodean el Annapurna han sufrido una transformación atroz. Se han trituturado en seracs colgantes y las avalanchas caen por todas sus laderas un día tras otro", explicaba Pérez.

No tendrán mucho tiempo de reposo los himalayistas en el campo IV. Cuando se despierten cruzarán los dedos para que la climatología les dé una tregua. Para hoy estaba previsto que cambiara el tiempo y que haya a última hora de la tarde precipitaciones de nieve. Pauner y sus amigos esperan que el campamento IV no se convierta en una trampa.