Al punto de la mañana María José Pueyo acaparó toda la atención en los aledaños del Príncipe Felipe. Las participantes de la decimosexta edición de la Carrera de la Mujer-Central Lechera Asturiana-DKV empezaban su calentamiento, mientras la mediática doble campeona de España maratón estuvo 20 minutos cortándose el pelo en lo más alto del estrado. Las numerosas cámaras y periodistas se arracimaban en torno a la ultrafondista serrablesa. El gesto de Pueyo era una causa solidaria por su gran amiga del alma Ana María Aranda, que ha superado un cáncer de mama.

Y a las diez de la mañana se puso en marcha la marabunta rosa. Tras el diluvio de la noche, las participantes tuvieron suerte que salió una mañana luminosa. Un inmensa serpiente inundó los cinco kilómetros del circuito. Prueba de la magnitud de la manifestación es que durante una hora llegaron a meta un ingente número de participantes.

Lo importante es participar y más en este tipo de pruebas festivas. Pero siempre hay atletas que se quieren meter caña. Y si no que se lo digan a la ganadora. Antolina Díaz salió piano, piano a la sombra de los numerosos globos rosados. Pero muy pronto puso el turbo esta atleta del Simply Scorpio preparada por José Luis Mareca. Muy pronto se fueron con la zaragozana la argentina Susana Arrúa y la soriana Alma Antoñanzas. Al final Antolina se llevó el gato al agua.

La competencia

Tras la punta de lanza daban todo sobre el asfalto atletas jóvenes de buen nivel y veteranas. Entre ellas estaban las dos corredoras punteras del grupo de entrenamiento de Pueyo. El pique entre la joven Clara Ramos y la triatleta Isabel Serrano se lo llevó la benjamina del grupo. Pero Serrano tendrá más oportunidades.

También se vieron atletas disfrazadas, muy pocas sin dorsal, corredoras acompañadas con sus niños, con perros o por sus propios maridos o compañeros. En la mitad del pelotón salieron las cuatro hermanas de María José Pueyo. La maratoniana decidió ir con ellas más que disputar el triunfo. Y un poco más atrás estaba la popular Pilar Valero, la mejor jugadora de Aragón en la historia. Junto a un grupo de amigas vinculadas con el baloncesto salieron para recordar a Paula Grande, jugadora internacional que ha superado un cáncer de mama. Todas ellas llevaban un dorsal con el nombre de la amiga y la camiseta rosa de Educa Sport.

También acompañaron a Pamela, una colega escocesa que lleva muchos años viviendo a España. Tiene ataxia y sufre problemas de coordinación. Fue en silla de ruedas, está preparando una carrera en Edimburgo y todas llegaron juntas a meta. Se dejaron ver las manifestantes con sillas rojas. En los últimos puestos fueron apareciendo decenas de andarinas, cada vez más carritos de niños pequeños, patinadoras, corredoras sin dorsal. Tras la carrera llegó el festival de fitness y aerobic y la extenista Conchita Martínez entregó los trofeos a las primeras.