Se marcharon alegres tras el clásico, pero mientras Neymar no ha dejado de sonreír desde entonces, Messi no puede decir lo mismo. Un dolor en el pie derecho mantiene preocupado al astro azulgrana y en vilo a todo el barcelonismo, temeroso de perder a Leo justo cuando la temporada enfila el tramo decisivo. En cambio, Neymar, que ayer ya se entrenó en la ciudad deportiva, sigue con la sonrisa en el rostro.

Viene de brillar con su selección (marcó un gol a Francia en el primer amistoso) y ayer recogió el premio Samba Gold, una distinción que concede la asociación francesa Sambafoot y que premia al mejor jugador brasileño en Europa, trofeo que nunca había ganado. Neymar se impuso al obtener 29 votos, desbancando a Miranda (Atlético) y a Felipe Melo (Galatasaray), ambos con 16 votos.

Neymar, de esta forma, sucede en el palmarés del trofeo, que se concede desde el 2008, al central Thiago Silva, quien lo había ganado en las últimas tres ediciones. Kaká, siendo jugador del Milan, ganó la primera edición, el exsevillista Luis Fabiano, la del 2009 y Maicon, en el Inter, la del 2010. El azulgrana Alves quedó segundo en el 2011. "Estoy muy feliz en el Barcelona, me queda mucho camino por recorrer aquí", afirmó Neymar en una entrevista con el diario A Bola.

VISITA DE DUNGA

El delantero, además, recibió ayer por la mañana la visita de Dunga, seleccionador de Brasil, en la ciudad deportiva. "Neymar es un jugador fantástico y muy competitivo", dijo el entrenador de la canarinha, quien agregó que el delantero se halla en el mejor club en el que podía estar: "Se encuentra muy bien en Barcelona. La filosofía del Barça es muy parecida a la de Brasil, tanto por el ambiente por cómo se trabaja". La plantilla azulgrana tiene hoy fiesta y mañana ya se entrenará con todos los internacionales.

Dunga también saludó a Alves, Adriano y a Douglas, prácticamente inédito, todavía una contratación difícil de entender en el Barça. "Douglas todavía se está aclimatando", dijo.

Mientras Neymar sonríe, Messi sigue serio al otro lado del Atlántico generando toda clase de interrogantes y temores sobre su estado físico. Las pruebas médicas dicen que no tiene nada, pero lo cierto es que el argentino no se saca de encima el dolor en el pie derecho que le impide calzarse la bota desde el partido ante el Real Madrid en el Camp Nou. "Cuando se pone las zapatillas, se siente cómodo, y con los botines, está molesto. No hay nada más para decir, no hay ningún misterio", soltó el Tata Martino horas antes del amistoso de Nueva Jersey ante Ecuador.

Leo no regresó a Barcelona por el deseo del seleccionador de hacer piña en el equipo y también por razones económicas: el caché de la albiceleste no es el mismo sin su gran estrella, a la vez que el azulgrana es el reclamo para hacer una buena taquilla. Ayer se habían vendido 39.000 localidades del estadio MetLife, con capacidad para 82.500. La afición americana tenía la impresión de que Messi no jugaría ni un minuto.