Todas las temporadas hay un día en el que no sale nada, en el que no hay acierto se cambie las veces que se cambie de sistema y de jugadores, en el que el rival gana porque apenas encuentra oposición, en el que todo lo que puede salir mal, acaba peor. Ese fue el día de ayer para el CAI Zaragoza, derrotado absolutamente por un UCAM Murcia que aprovechó todas las facilidades, todas las debilidades mostradas por el equipo aragonés, para superarle en todo (76-62).

La derrota, fraguada en una primera parte preocupante y consumada en un tercer cuarto horrible que terminó con un parcial de 24-4, saca al CAI de los puestos de playoff, pero lo verdaderamente inquietante es hasta qué punto el equipo tiene capacidad para pelear por estar entre los ocho primeros en las actuales condiciones. El CAI había dado síntomas en las últimas fechas, sobre todo ante el Manresa, de encontrarse en una situación límite en cuanto a la reserva de energía para el tramo final del curso. No obstante, el equipo está compitiendo con una plantilla muy corta, con básicamente siete jugadores de referencia y otros tres de menor aportación, y la baja de Pablo Aguilar ha terminado de descompensar a un conjunto que no tiene cuatro suplente.

En Murcia, al CAI le faltó intensidad atrás y acierto arriba. No tuvo buenas sensaciones en ningún momento y solo estuvo por delante en el marcador en el segundo cuarto, pero llegó a perder de 25 en un tercer cuarto en el que no dio una a derechas y solo anotó cuatro puntos. El CAI no jugó por dentro ni por fuera, Hettsheimeir fue el único referente claro que encontró el equipo, Archibald aportó poco, Almazán no es un cuatro y Barlow también le creó problemas, Stefansson recuperó algo de su regularidad, Fontet fue el mejor mientras estuvo en pista, acaso el síntoma más claro de la situación. El equipo zaragozano acabó con su tercera peor marca anotadora del curso. El Murcia, con más plantilla que el CAI ahora mismo, ganó sin alardes, sin demasiado esfuerzo, aprovechando el peor partido del año del CAI.