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A Eusebio Unzué, mánager del Movistar, se le hizo tarde. Se entretuvo en el Hospital Universitario de Düsseldorf. Acompañaba a Alejandro Valverde, operado en la madrugada del domingo. Con Unzué estaba Eduardo González Salvador, el médico del equipo y que antes de licenciarse en medicina fue ciclista y curiosamente gregario de Miguel Induráin en el primer Tour que el navarro corrió en 1987.

Llegó Unzué tarde porque era más importante dejar resuelta la estancia de Valverde --hasta mañana permanecerá hospitalizado-- y ayudar con los trámites a Natalia, la esposa de Alejandro, que se queda con su marido, después de que la cuidadora de los niños (Pablo y Natalia) regresase a Murcia con los hijos de la pareja. Chente García Acosta, director deportivo del equipo junto a José Luis Arrieta (también fueron gregarios de Induráin), durmió poco y al despertar se fue enseguida a ver a Valverde al hospital. «Valverde ya está animado, pero preocupado por el alcance de la avería que tiene. El cirujano nos dijo que todo había ido bien».

Y es aquí donde surge la gran incógnita, la preocupación del Movistar por un ciclista insustituible y único en su especie, un corredor al que solo ha tumbado una caída tras casi dos décadas ganando en el pelotón. El sábado, en la fatídica curva de Düsseldorf donde cayeron otros siete ciclistas --uno de ellos Ion Izagirre, que también abandonó, y que hoy será operado en Düsseldorf de las fracturas de dos vértebras en la zona lumbar--, sufrió la lesión más importante de su carrera deportiva. Solo había pasado por el quirófano en el 2006 cuando se rompió la clavícula y abandonó el Tour.

Se desconoce cuándo volverá. «Si es bueno en la carretera también lo será para recuperarse», dijo Alberto Contador en la meta de Lieja, al acabar la segunda etapa, ganada por Marcel Kittel, y que ya no vio la bici de Valverde, precisamente cuando llegaba a su ciudad, donde ha ganado cuatro veces la Lieja-Bastoña-Lieja, la décana de las grandes clásicas.

Por ahora, deberá reposar seis semanas y luego iniciar una recuperación sin fecha de finalización. Se pierde la Vuelta y lo que queda de temporada, salvo que Valverde demuestre que también es un fuera de serie en las recuperaciones. Pero en el equipo no tienen prisa. Preocupa la recuperación de la rótula de la rodilla izquierda, fractura reducida en el quirófano del hospital de Düsseldorf donde también le cosieron un corte en la tibia izquierda y en la región anal. No le trataron la segunda fractura, un hueso del pie que se denomina astrálago que, según los especialistas consultados, es complicado de soldar.