El Espanyol vive un episodio más en una turbulenta temporada que puede ser totalmente decisiva para el futuro del club. En el año del aterrizaje de Chen Yansheng, el ambicioso empresario chino que quiere llevar al Espanyol a la Champions antes del 2020, el equipo catalán se encuentra a un punto del descenso. Ya hubo un cambio de entrenador y el segundo planea en el ambiente tras el espantoso ridículo sufrido ante la Real el lunes (0-5). Ayer se vaticinaba el posible despido de Constantin Galca, pero el técnico rumano, exjugador del Real Zaragoza, tendrá una última vida. Si no hay novedades, se sentará el sábado en Mestalla en un duelo de alto voltaje. La plantilla le salvó la cabeza. De momento.

La jornada de ayer tuvo los clásicos ingredientes de un contexto convulso y lleno de incertidumbre. En un club en agitación constante, con un cambio de gobierno reciente y una estructura si ni siquiera director deportivo, cualquier decisión requiere muchas vueltas. El dueño, quizá el que menos culpa tiene en toda esta crisis, se encuentra a 9.000 kilómetros, cruzando los dedos para que el equipo reaccione y evite un descenso a Segunda que sería catastrófico. El Espanyol no desciende desde 1993.

Pocos confiaban en la continuidad de Galca tras la manita ante la Real. En siete minutos, el Espanyol perdía 0-2 en la final que debía alejarle de la zona de peligro. La imagen fue penosa, la pitada monumental y el estadio acabó semivacío. Apenas 3.000 personas esperaron hasta la bronca final. Parecía que Galca tenía las horas contadas pero sobrevivió en un martes frenético. El primer ejecutivo Ramon Robert y el consejero Mao Ye se reunieron durante media hora con los cuatro capitanes (Javi López, Víctor Sánchez, Víctor Álvarez y Abraham) antes del entrenamiento en Sant Adriá. El apoyo al técnico fue total, quizá marcados por el reciente recuerdo de Sergio González, cuando se culpó a la plantilla de su destitución hace menos de dos meses.

Joaquín Caparrós es el preferido de la cúpula blanquiazul si al final se produce el despido de Galca. Caparrós modificaría el estilo para darle solidez.