El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, evitó valorar ayer la vulnerabilidad de Ia economía italiana ante una futura retirada de los estímulos monetarios dada la necesidad de recapitalizar su sector financiero. «La vulnerabilidad que tiene tanto el sistema bancario como Italia existe desde hace tiempo, es algo que hay que afrontar y confío en que el Gobierno sepa lo que tiene que hacer y lo afronte», dijo. Draghi rehusó así valorar la demanda de más tiempo para su recapitalización que ha solicitado al BCE el Monte dei Paschi di Siena.

La incertidumbre política -con acontecimientos como la próxima salida del Reino Unido de la Unión Europea (brexit), el triunfo de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos o la reciente dimisión de Matteo Renzi como primer ministro de Italia- aumenta el protagonismo del Banco Central Europeo (BCE) como estabilizador de las condiciones financieras en la UEM. El programa de compra de deuda pública del BCE está permitiendo estabilizar la evolución de las primas de riesgo de la deuda pública en los países más vulnerables, como Grecia, Portugal, Italia o España.

El negocio del sector bancario es el que se siente más perjudicado por la política de bajos tipos de interés promovida por el BCE y que, según lo previsto, se mantendrá al menos, hasta principios del 2018. Los bajos tipos de interés perjudican el margen de rentabilidad de las entidades financieras, pues el dinero que toman a través de los depósitos se traduce en préstamos e hipotecas más baratos. En Estados Unidos, la Reserva Federal ya ha dado señales de empezar a dar marcha atrás en la política de bajos tipos pues la recuperación económica y de la inflación va más adelantada.

El Banco Central Europeo (BCE) ya ha inyectado 1,4 billones en la zona euro mediante el programa de compra de deuda pública y privada que inició en marzo del 2015. La impresión de billetes para comprar estos títulos, junto a un precio del dinero del 0% ha favorecido el drástico descenso de los tipos de interés de la deuda pública y de los préstamos bancarios. El BCE estima que esta política monetaria acomodaticia contribuirá a elevar la inflación en más de medio punto en el 2016 y 2017 y añadirá más de 1,5 puntos al PIB de forma acumulada entre 2015 y 2018.