A la partida de póker de Caja3 le quedan menos de cuatro manos. El domingo a las doce de la noche finaliza el plazo para que dirección y sindicatos cierren un acuerdo sobre el ajuste laboral, que contempla 592 despidos en CAI, Caja Círculo de Burgos y Caja Badajoz --el 23% de la plantilla-- y el cierre de 187 oficinas --el 32% de la red--. Si no es así, el grupo navegará a la deriva y sufrirá las mismas extinciones de empleo, pero con peores condiciones (20 días por año y un tope de 12 mensualidades para los afectados frente a los 28 días y 18 meses que ofrece ahora), según amenazó ayer la cúpula directiva a los sindicatos en el transcurso de una reunión en Madrid. Si no hay pacto laboral, Ibercaja saldrá de la partida, anunció ayer su presidente, Amado Franco, que recalcó que la entidad "no tiene nada que ver con el ajuste de Caja3".

La asamblea mantenida el pasado martes por el consejero delegado de la entidad, Luis Miguel Carrasco, con la plantilla no parece haber reconducido la situación, que el responsable de la sección sindical de CCOO en CAI, Miguel Ángel Villalba, calificó de "altamente injusta", tras el encuentro de ayer. En el mismo, la dirección planteó una "leve mejoría", pero la brecha abierta entre ambas partes es cada vez mayor. Además, junto a UGT y Asipa, denunciaron que la dirección actúa "de mala fe" por las tácticas de negociación utilizadas, con el reloj y la falta de información como gran enemigo.

La de ayer fue una jornada frenética, pero menos que las que se avecinan. Además de entrevistarse con la presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, que se comprometió a mediar y a "hacer lo posible" por mejorar la situación, los sindicatos trataron de analizar los cientos de páginas que contiene el plan de recapitalización de la entidad antes de un nuevo encuentro hoy en Madrid. Pero la dirección no entregó el plan de integración con Ibercaja, que lo ven como "la piedra filosofal".

Y, por si fuera poco, Bruselas pretende ahora que la inyección de capital a Caja3, BMN y Ceiss sea directa y no a través de los bonos convertibles (cocos en el argot financiero), lo que podría entorpecer la operación con Ibercaja, según publicaron ayer varios medios, entre ellos Expansión.