El mensaje de tranquilidad transmitido ayer por el Gobierno sobre el futuro del Banco Popular no calmó a los inversores. De hecho, justo después de que el portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, trasladara en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros la «tranquilidad absoluta» del Ejecutivo ante «cualquier eventualidad» relacionada con Banco Popular, el valor se propinó un importante batacazo en el mercado, donde en la mañana de ayer abrió al alza en respuesta a la pérdida de casi el 18% de la víspera. Lo cierto es que los inversores ven con mayor recelo el futuro del banco cada día que pasa sin que se concrete una alternativa. Y ayer, al final, las pérdidas alcanzaron el 17,4%, hasta los 0,415 euros, con lo que la caída anual supera ya el 45,5% y la capitalización ha descendido por debajo de los 2.805 millones de euros. Ayer, también contribuyó la noticia de que el fondo BlackRock, uno de los principales inversores del Ibex 35, redujo su participación desde el 4,09% hasta el 1,775%.

Aunque no es bueno para el banco la caída del valor, peor resulta la pérdida de la confianza entre los clientes. En el sector financiero se apunta que la «sangría de clientes» es constante, mientras que el banco no halla una solución, con lo que la urgencia de esta es cada vez más acuciante. «No hay muchas alternativas: o la venta a otro grupo o el mecanismo europeo de resolución (MUR)», apuntan fuentes financieras. La opción de una ampliación de capital parece alejarse cada día que pasa.

Respecto de la posible venta o ampliación en la entidad presidida por Emilio Saracho, el portavoz del Ejecutivo comentó en su comparecencia que en el Gobierno existe una «tranquilidad absoluta» en relación al proceso. «Gracias a las reformas, España tiene un sistema financiero sólido, de los más sólidos de Europa, y podemos están tranquilos ante cualquier eventualidad», aseveró Méndez de Vigo.

El portavoz, además, recordó que la entidad superó los test de estrés que la Autoridad Bancaria Europea (EBA, según sus siglas en inglés) realizó a los bancos europeos en julio del año pasado, por lo que insistió en que «no hay mayor preocupación» en relación con este asunto.

SOLVENCIA ACTUAL

En el mismo sentido, el consejero delegado del banco, Ignacio Sánchez-Asiaín, trasladó a los sindicatos un «mensaje de cierta tranquilidad», de acuerdo con una nota conjunta firmada por toda la representación legal de los trabajadores. En concreto, confirmó que el Popular es «solvente actualmente», aunque reconoció que «tendría problemas en el año 2018 para mantener sus ratios, cuando tenga que aplicar la nueva normativa contable europea». El directivo trasladó a los sindicatos las opciones que hay sobre la mesa: una ampliación de capital o una operación corporativa. La intención es vender todos los activos no estratégicos y desinvertir en los no productivos para tener un

«proyecto atractivo para los inversores y a partir de ahí tomar la decisión en cuanto la estrategia a seguir».

A que se mantenga la calma no ayuda sin embargo, que la presidenta del MUR, Elke König, emitiera recientemente una «alerta temprana» sobre el banco, a pesar de que no fue confirmada por el propio MUR.

A diferencia del rescate de Bankia en el 2012, esta vez, de producirse, la intervención sería competencia de las autoridades bancarias europeas. El ministerio ya ha señalado que no habrá ayudas públicas. El banco apenas supera ya los 2.000 millones de euros de capitalización y sólo Técnicas Reunidas tiene un valor inferior.