El barrio del Arrabal de Zaragoza está a punto de recuperar una de sus joyas históricas. Y esta rehabilitación se lleva a cabo gracias a los trabajos de la escuela taller La Azucarera, que forma a 24 alumnos en las especialidades de albañilería, carpintería y un módulo mixto de fontanería y electricidad. Así, estos alumnos compaginan su formación con los trabajos del proyecto de rehabilitación de la Casa del Director de la antigua azucarera de Zaragoza, uno de los últimos edificios históricos que quedan por ser rehabilitados en el barrio. Según explica el director de la escuela, Luis Benedicto, "data, como la mayoría de las azucareras de Aragón, de la primera década del siglo XX y es un edificio en el que se intercala ladrillo, adoba y piedra de río, lo que hace de él un escenario interesante para el aprendizaje de las tareas de rehabilitación".

Los alumnos que participan en la escuela taller son jóvenes desempleados con edades comprendidas entre 16 y 24 años. La mayoría de ellos son jóvenes que no han completado la formación reglada y buscan una formación que les permita acceder al mercado laboral mediante la obtención de un certificado de profesionalidad, de forma que este proyecto conjunto del Instituto Aragonés de Empleo, en colaboración con el Fondo Social Europeo, es una herramienta clave para su futuro más próximo.

Destrezas

De esta forma, el alumno que participa en una escuela taller está poniendo su granito de arena para su posterior inserción. "Esto significa que además de lograr destrezas en el oficio debe aprender a tener el comportamiento debido en el mundo laboral: el cumplimiento de de un horario, la asunción de una jerarquía en el trabajo, la obligación del cumplimiento de unas medidas de seguridad, el trabajo en equipo, la responsabilidad de su labor en el equipo de trabajo", asegura Benedicto.

Una de las claves del proyecto es su vertiente de recuperación del patrimonio industrial del barrio del Arrabal ya que en la escuela taller La Azucarera se están desarrollando labores de rehabilitación como demoliciones, refuerzo de estructuras, cimentaciones, tabiquerías, restauración de fachadas, restauración de elementos de madera en aleros, instalaciones eléctricas, saneamiento, climatización y carpintería exterior e interior que permitirán en pocos meses disfrutar de un nuevo equipamiento para el barrio.

El director del proyecto se muestra convencido de que la adquisición de destrezas en el oficio y el comportamiento debido en el aspecto laboral es el mejor activo de un alumno que ha pasado por una escuela taller ya que todo ello "se ve reflejado en la certificación de los estudios realizados y la posibilidad de poder obtener un certificado de profesionalidad en la profesión elegida".

Por otra parte, gracias al impulso de Zaragoza Dinámica, la escuela taller dispone de una bolsa de empleo donde los alumnos que participan en los distintos proyectos de formación para el empleo pueden acceder a las ofertas laborales que gestiona.