El debate sobre cómo debe ser el ordenamiento comercial de Zaragoza ha entrado en el ruedo político a menos de un mes de las elecciones generales. Zaragoza en Común (ZeC), que ostenta la alcaldía, no logró ayer que ningún grupo municipal se sumase a su iniciativa para instar al Gobierno de Aragón --competente en la materia-- a recuperar la moratoria para la construcción de grandes superficies, que fue derogada en el 2005. PP, PSOE y Ciudadanos (C's) unieron sus fuerzas --como ya hicieran hace un mes para tumbar la subida del IBI planteada por el grupo gobernante-- en el pleno del consistorio en su rechazo a la moción, que tan solo contó con el respaldo de la coalición municipal liderada por Podemos e IU, mientras que CHA se abstuvo.

La propuesta de ZeC tenía un claro destinatario: el proyecto macro outlet Torre Village. Esta formación se ha posicionado abiertamente contra la iniciativa que promueve Iberebro, la sociedad patrimonial e inmobiliaria de la familia Soláns, propietaria del grupo Pikolín. De hecho, este nuevo complejo comecial pretende levantarse sobre los suelos de la actual fábrica de colchones situada en la autovía de Logroño, que se trasladará a Plaza.

Los defensores de este ambicioso proyecto hacen hincapié en el impulso económico que tendría para la ciudad esta gran infraestructura comercial, que aspira a crear 1.800 empleos (1.000 directos y 800 indirectos) e invertir 60 millones de euros para la construcción de un complejo de 63.000 metros cuadrados de superficie de venta. Torre Village basa su estrategia de negocio en que ofrece algo diferente: moda a buen precio y marcas de prestigio. Un concepto similar al de Las Rozas Village en Madrid pero no enfocado al lujo.

EN CONTRA Por el contrario, los detractores de Torre Village --entre los que se encuentra, además de ZeC, los sindicatos CCOO y OSTA y la federación de comercios Ecos-- arguyen que Zaragoza es la ciudad española con mayor densidad comercial y que la apertura de más grandes superficies perjudicaría al ya de por sí maltrecho sector del pequeño comercio de la ciudad, que en los últimos cinco años ha perdido 1.400 negocios.