Opel España camina hacia una nueva encrucijada, otra más en sus 35 años de historia. La asamblea de afiliados de UGT aprobó ayer, por unanimidad, suspender la negociación del convenio colectivo hasta que la empresa recoja las reivindicaciones más importantes de los sindicatos, que se traducen en el mantenimiento de sus derechos sociales y de los salarios. Mientras, el grupo francés PSA tiene entre ceja y ceja hacer más rentable a Opel y, por extensión, a la planta de Figueruelas, lo que exige sacrificios en la plantilla. Y, entretanto, la dirección de la factoría aragonesa intenta encontrar la manera de cuadrar el círculo, sin éxito hasta ahora.

Las consecuencias de la decisión de UGT de romper la baraja se verá en los próximos días, pero ayer todos escondían sus cartas. Opel esperará a la reunión del martes con los sindicatos para hacer su siguiente movimiento, y los sindicatos CCOO, Acumagme, OSTA y CGT, todavía sorprendidos y molestos por el órdago de UGT, aguardan a que el lunes se pueda reconducir la situación.

El pulso abierto en el seno de Opel España comienza a resquebrajar el diálogo social en la planta, abre las primeras grietas en la unidad sindical y eleva la tensión en un sector, el del automóvil, que vive con angustia la advertencia de PSA: o hay sacrificios o no habrá inversiones. El discurso sindical es diametralmente opuesto: o conocemos las inversiones o no habrá sacrificios. El dilema está servido.

PUÑETAZO SOBRE LA MESA/ Pero UGT, que tiene el 42% de la representación en el comité de empresa, dinamitó ayer la negociación. Las 550 personas que asistieron ayer a la asamblea celebrada en la ciudad escolar Pignatelli de Zaragoza avalaron la decisión de la dirección del sindicato. «Creemos que ha habido una falta de respeto hacia nosotros por parte de la empresa», apuntó ayer el secretario de la sección sindical de UGT en Figueruelas, José Carlos Jimeno, que recriminó a Opel España que, en su última propuesta, no hubiera contemplado ninguno de los puntos que puso sobre la mesa la mayoría sindical (UGT, CCOO y Acumagme). «Esperábamos un planteamiento diferente», destacó Jimeno al término de la asamblea.

El sindicato, que confía en que el lunes se alcance una postura común con el resto de sindicatos y que la empresa recapacite en la reunión del martes, recoge cinco puntos «irrenunciables»: la vuelta del contrato de relevo para los nacidos en 1975, recontratación de los 170 empleados temporales despedidos a finales de año, un plan de rejuvenecimiento para los 1.577 trabajadores de más de 61 años, incluir en el convenio a los empleados de los niveles 6 y 7 y, sobre todo, un plan industrial «que llene a plena capacidad» las dos líneas de producción de Figueruelas en sus tres turnos.

«Si la empresa no tiene voluntad de hablar de estos cinco puntos, suspendermos la negociación», recalcó Jimeno, que no descarta la convocatoria de movilizaciones si la postura de Opel España no cambia. «Las medidas de presión son lo último; primero hay que negociar, pero si esta vía se agota haremos lo que sea necesario», advirtió.

MALESTAR

CCOO y Acumagme, los dos sindicatos con los que UGT presentó la última oferta de la mayoría sindical a la empresa, rechazaron la medida adoptada por UGT ayer. Chema Fernando (CCOO) dijo no entender la decisión de romper la negociación. «La dirección no nos ha puesto un ultimátum encima de la mesa al que haya que responder con otro: bloqueo y movilización», apuntó el sindicato, que considera que la negociación «no está agotada».

Para Acumagme, la decisión de UGT es «radical». «Hubiera sido mejor discutirlo en un pleno del comité», señaló Javier Lezcano, que consideró «poco acertada» la decisión de romper sin contar con el resto de las secciones sindicales.