El PSOE alberga preferencias distintas, e incluso incompatibles, sobre con quién pactar tras el domingo. La primera condición es que no haya sorpasso en escaños de Unidos Podemos, porque si lo hay y tienen que elegir entre aupar a Pablo Iglesias a la Moncloa o permitir la continuidad de Mariano Rajoy, los socialistas contestan que no harán ni una cosa ni la otra. Pero Pedro Sánchez insiste en que no quedará por detrás del partido morado, al menos en número de diputados, porque su electorado tradicional está despertando y aprecia una «remontada». El candidato lleva días repitiendo esta idea, y lo volvió a hacer ayer en Madrid, en su primer y único mitin con Felipe González, que sirvió para mostrar de nuevo las distintas sensibilidades dentro del PSOE hacia Podemos.

Sánchez subrayó ayer que no piensa «vetar» a ninguna «fuerza del cambio», incluyendo a Podemos y a C’s. Pero sus colaboradores admiten que ese pacto a tres es muy complicado.

A partir de aquí, y sobre la base de esa ausencia de sorpasso a que se fía todo, los socialistas debaten si, en caso de sumar con Podemos o acercarse a la mayoría absoluta (de forma que no sería necesaria la colaboración de ERC y CDC), deberían optar por un pacto de izquierdas. Un líder territorial señalaba hace un par de días que esa era «la principal opción». Un miembro de la ejecutiva del partido, en cambio, da gran importancia al «rechazo que provoca Iglesias» en los militantes del PSOE y apuesta por reeditar el acuerdo con Albert Rivera y presionar a Podemos para que se abstenga.

González no dejó claras sus preferencias, pero sí sus antipatías: «Estos irresponsables que quieren poner en riesgo y trocear España no son socios de gobierno para un partido que tiene un proyecto para toda España». El expresidente ligó la «irresponsabilidad» del primer ministro británico, David Cameron, con la de Iglesias, a quien no citó, ya que el primero convocó el referéndum que ha provocado la salida del Reino Unido de la UE y el segundo aboga por una consulta en Cataluña sobre la independencia. Sánchez, que cerró su campaña en Sevilla con Díaz (el partido se ha esforzado en campaña en exhibir unidad), apeló a los «indecisos», en los que deposita sus esperanzas. La incertidumbre es alta y el PSOE cruza los dedos para no entrar en la dimensión desconocida. H