Fue ayer día de agradecimientos, y exaltación de la política en el Ayuntamiento de Zaragoza. En el último pleno de este mandato --para aprobar la última acta-- 15 de los 31 ediles de la corporación actual dijeron adiós. Entre ellos el alcalde en funciones, el socialista Juan Alberto Belloch, quien se despidió de la vida política con tres frases dirigidas al próximo regidor. A modo de bienvenida. "Que tenga suerte. Que le acompañe la paciencia. Zaragoza siempre se merecerá mucho más que lo que el mejor alcalde le sea capaz de darle".

La de Belloch fue la última intervención de un pleno en el que, uno a uno, los ediles que abandonan el consistorio entonaron el adiós y en el que intervinieron los portavoces de los distintos partidos. Con emotividad, pero sin pasarse. Los que se van resaltaron la experiencia adquirida, pidieron perdón por las ofensas causadas, agradecieron a los funcionarios su trabajo y a sus familias el tiempo robado. Y los que se quedan aludieron al trabajo que les espera en este mandato, con esperanza o cierto temor y algún consejo para los que vienen.

Belloch aseguró que no iba a dar recomendaciones. "Tampoco las iba a seguir", dijo, aunque deseó suerte y paciencia al próximo alcalde, previsiblemente el candidato de Zaragoza en Común, Pedro Santisteve, si la negociación entre los grupos de la izquierda fructifica. Todo apunta a ello. Quizás por eso el candidato popular, Eloy Suárez, siendo la lista más votada pero sin posibilidad de gobernar vaticinó que en el próximo mandato se habrá que "conjugar" dos palabras: "circunstancias y altura".

Su homólogo socialista, Carlos Pérez Anadón, ya adelantó que su grupo lo que conjugará "allá donde esté" será "los verbos dialogar y trabajar" en ese "nuevo libro" que se va a escribir ahora. Un capítulo que empieza y que el nacionalista Juan Martín emprende con algunas predicciones: "La próxima corporación no va a ser igual que esta. Estoy seguro que va a sobrepasarla en los momentos cumbre y que, en los valle, no la va a alcanzar".

Ninguno de los tres se marcha. Sí lo hará la hasta ahora voz de Izquierda Unida, José Manuel Alonso, que dijo adiós a 8 años de edil dando las gracias, uno a uno, a los 31 concejales. Aseguró que seguirá en política, reivindicó sus valores republicanos y concluyó su intervención con un "carpe diem".

Ellos fueron los últimos en intervenir tras las despedidas oficiales de los concejales. De Miguel Ángel Velilla, del PP, que "jamás" había pensado que la tarea de concejal le resultaría "tan fructífera y grata". Del edil de IU, Raúl Ariza, quien advirtió de que "si las personas no hacen política, otros la harán por nosotros". O del crítico Julio Calvo, que apostilló que la corporación "no ha sido la mejor que ha pasado por el ayuntamiento, ni tampoco la peor". Gemma Bes, también del PP, destacó el "servicio a los demás" de la política.

La concejala de CHA, Leticia Crespo, se va satisfecha de que el "proyecto aragonesista" siga en el ayuntamiento. El socialista Laureano Garín, que dio las gracias "en algunos momentos por haberme aguantado a mí y, en otras, por haberos aguantado yo a vosotros". Su compañera de filas Isabel López que tachó sus 12 años en el consistorio de "maravillosos". Una experiencia satisfactoria como la de la popular Paloma Espinosa, que espera haber dejado el recuerdo "no de una gran política, que no lo soy, pero sí de una buena persona". O la de su compañero de bancada, José Ignacio Senao, que pidió mejorar el aire acondicionado de la sala, y anunció que seguirá en "labores de partido". Igual que para Fernando Ledesma, que se va a las Cortes, y que guarda un "buen recuerdo" de su "primera vez".

Para el socialista Jerónimo Blasco era su tercera despedida y cree que la "definitiva" y con ironía recordó que "Zaragoza es inmortal. Ha sobrevivido a todas las corporaciones". Carmen Dueso, a la que Pérez Anadón dejó fuera de las listas, dijo adiós deseando "buena suerte" a los que se quedan. Y el vicealcalde, Fernando Gimeno, recalcó que esta fortuna solo pasa por sumar, porque "no hay posibilidad de gobernar sin apoyos". Él regresará el próximo lunes a la Inspección de Trabajo y bromeó con el alivio que le produce "no tener que hablar ya de la cuenta 413" ni ser "torturado" por el PP.