Izquierda Unida era otra víctima propiciatoria de estas elecciones. El tsunami Podemos les ha zarandeado sin duda. Pero los restos del naufragio, pasado el susto, aún suman algo. Patricia Luquin estará en las Cortes. Los reductos turolenses se sostienen (incluida la alcaldía de Andorra), y además ha colocado gente suya en el Ayuntamiento de Zaragoza y en otros más a través de las candidaturas en común. Claro que, a partir de ahora, sobre la coalición pende la duda razonable de si tiene o no sentido aguantar contra viento y marea a la espera de que la competencia morada se venga abajo (lo cual cada vez es menos previsible). Tampoco es probable que el proyecto de unidad popular animado por Alberto Garzón camele a un Pablo Iglesias crecido. Se verá.