El del escritor es un oficio habitualmente desarrollado en soledad y la escritura, fruto de un proceso interior a menudo misterioso y difícil de explicar. Aun así, los autores y su trabajo demuestran desde hace tiempo tener un atractivo que se diría irrefrenable para el cine. The end of the tour, sobre David Foster Wallace, es solo la última de una larga lista de películas que han mirado directa o colateralmente y desde todo tipo de perspectivas y géneros al universo literario y a sus pobladores.

El bloqueo ante la página en blanco, por ejemplo, ha contado en el cine con los retratos magistrales que hicieron los hermanos Coen en Barton Fink, Spike Jonze en Adaption, Stanley Kubrick en El resplandor o Billy Wilder en Días sin huella.

Con la creación de Jason Segel, David Foster Wallace entra en un mundo ya poblado desde antes por otros muchos escritores convertidos en personajes. A Ernest Hemingway le han dado vida en el celuloide al menos una veintena de actores y hace unos años se estrenaron casi a la vez dos películas con las que Philip Seymour Hoffman y Tobey Jones