Entre los grandes festivales de cine europeos, la Berlinale no solo es el primero del año; también es el más frío (el calendario obliga), el más austero (ni rastro aquí de los excesos de Cannes y Venecia), el más politizado y el mejor organizado. En otras palabras, Alemania en estado puro. En la 66ª edición, que empieza este jueves con la proyección de ¡Ave, César!, la programación del certamen ofrece una colección de rasgos distintivos que aquí detallamos.

ESTRELLAS MAL REPARTIDAS

Se ha dicho que la Berlinale andará escasa de estrellas, pero no es cierto; es solo que estarán casi todas concentradas en unas pocas alfombras rojas. ¡Ave, César!, sátira sobre el Hollywood clásico firmada por los hermanos Coen, traerá esta noche al certamen a George Clooney, Channing Tatum, Josh Brolin y Tilda Swinton; mañana se pasarán por aquí Kirsten Dunst, Michael Shannon y Sam Shepard a bordo de Midnight special, ciencia ficción a medio camino entre John Carpenter y Steven Spielberg a cargo de Jeff Nichols; Alone in Berlin, drama sobre las luchas contra el nazismo que supone el debut tras la cámara del actor Vincent Pérez, incluye en su reparto a Emma Thompson y Daniel Brühl; y, gracias al estreno de Maggie's plan, de Rebecca Miller, los fotógrafos acribillarán a Julianne Moore y Greta Gerwig a flasazos.

UNA SERIE DE ANOMALÍAS

Al escoger las películas a competición, los festivales suelen regirse por una serie de normas no escritas. Este año la Berlinale ha hecho caso omiso a varias de ellas. 1. Por lo general, entre tres y cinco títulos a concurso suelen ser películas locales, pero esta vez solo una producción alemana aspira al Oso de Oro: 24 semanas, sobre una pareja que se plantea la opción del aborto tras descubrir que su futuro hijo tendrá el síndrome de Down. 2. La presencia del documental en los concursos festivaleros suele ser esporádica, y por tanto es destacable que aquí este año haya dos: Zero days, del oscarizado Alex Gibney, que se adentra en el mundo del ciberespionaje, y Fuego en el mar, en el que el italiano Gianfranco Rossi visita Lampedusa para contar la historia de la más importante vía de entrada de inmigrantes a Europa. 3. Los metrajes excesivos complican las agendas de programadores y periodistas y, por lo tanto, las películas de más de cuatro horas no son habituales. Este año el concurso incluye A lullaby to the sorrowful mystery, del filipino Lav Diaz, de 486 minutos. Sí, más de ocho horas. Obra monumental por definición, esta aproximación al líder revolucionario Andrés Bonifacio es favorita desde ya al Oso de Oro.

ARTE QUE SE MIRA EL OMBLIGO

Seguramente fruto de la casualidad, abundan obras que se aproximan a las vidas y/o milagros de artistas para meditar sobre la creación misma. La competición incluye Genius, retrato del legendario editor literario Max Perkins a cargo de Michael Grandage por cuyas escenas transitan figuras como Thomas Wolfe, Ernest Hemingway y F. Scott Fitzgerald, entre otros. En Miles ahead, Don Cheadle hace doblete delante y detrás de la cámara para rendir homenaje al mítico trompetista Miles Davis; el británico Terence Davies presenta el drama A quiet passion, en el que recuerda a la atormentada poetisa Emily Dickinson; y Campo a través es el intento del director artístico de La Fura dels Baus, Pep Gatell, de sumergirse en el Mugaritz, prestigioso restaurante liderado por Andoni Luis Aduriz. No hace falta, por cierto, buscar más largometrajes españoles en esta edición de la Berlinale. No los hay.

VARIAS REFLEXIONES URGENTES

La Berlinale nació con la mirada puesta en el mundo que la rodeaba (lo hizo en plena guerra fría, como instrumento de propaganda aliada), y allí la ha mantenido. Su programación, pues, nunca olvida el compromiso social y político. Este año, el bosnio Danis Tanovic presenta a concurso Muerte en Sarajevo, película que explora los miedos y dilemas morales que asolan Europa; en Soy Nero, el iraní Rafi Pitts habla de migración desde la frontera entre México y Estados Unidos, y Hedi, de Mohamed Ben Attia, esuna historia de amor situada en el Túnez posprimavera árabe. Y en ¿Qué invadimos ahora?, el dicharachero reportero Michael Moore (Bowling for Columbine, Fahrenheit 9/11, Capitalismo: una historia de amor) visita distintos lugares del mundo para comprobar qué bien se vive fuera de Estados Unidos. Genio y figura.

CON ACENTO DIVERTIDO

A falta de cine alemán que echarse a la boca, el certamen se ha volcado en el francés. Nada menos que tres películas procedentes de ese país forman parte de la Sección Oficial. Entre ellas, sin lugar a dudas, destaca L'avenir, en la que la autora de dramas exquisitos Mia Hansen-Love fija la mirada en una mujer (Isabelle Huppert) que se embarca en una nueva vida tras la huida de su marido. Además, el veterano André Téchiné explora tensiones adolescentes en Quand on a 17 ans. El en su día enfant terrible Dominik Moll estrena Noticias desde el planeta Marte, en la que mezcla humor negro y surrealismo para hablar del arduo negocio de ser padre. Y para completar el póquer de talentos europeos, Thomas Vinterberg llega desde Dinamarca con La comuna, filme sobre un grupo de hippies setenteros. Las películas de Vinterberg no suelen irse de los festivales con las manos vacías. ¿Le hará sentir morriña a Meryl Streep, esta año presidenta del jurado?