Feliz. "Tremendamente feliz". Entre otros motivos, porque el reconocimiento le ha llegado cuando acababa de poner fin a una etapa y había decidido volver a casa "a disfrutar con la familia y los amigos". Y fueron estos los que llenaron ayer el salón de actos del Museo de Zaragoza para arropar a una emocionada Julia Dorado en la entrega del Premio Aragón Goya que recibió de manos del director general de Cultura del Gobierno de Aragón, Humberto Vadillo, ante la ausencia de la consejera Dolores Serrat. Al acto también acudieron otras autoridades como el director general de Patrimonio Cultural, Javier Callizo; el diputado delegado de Cultura de la DPZ, José Manuel Larque; el director del Museo de Zaragoza, Manuel Beltrán; y el alcalde de Fuendetodos, Joaquín Gimeno; así como diferentes representantes del mundo de la cultura.

VALÍA FEMENINA Dorado quiso reivindicar en el acto la valía y el olvido al que se ha sometido a las mujeres artistas valiéndose de una anécdota que le sucedió en los años 60: "Cuando vivía en Barcelona me presenté a un concurso sobre Goya y gané la medalla de bronce, lo que pasa es que no se debieron creer que era una mujer la que había pintado eso porque en la medalla, que aún guardo, pone Julio Dorado", explicó la artista que aseguró que aquello le servía para lo que quería reivindicar: "Ha tenido que pasar (y aún tiene que pasar) mucho tiempo para que el arte de las mujeres sea reconocido, y para que los coleccionistas y fundaciones reconozcan su valor y se decidan a invertir", recordó Dorado que señaló que la consecuencia directa es que "hay muchas pintoras que se han quedado en el camino y hay que hacer algo para apoyarlas, no por cuota, sino porque tenemos el mismo nivel y capacidad" para terminar su alocución con un ejemplo claro: "La prueba soy yo ya que espero que me hayan premiado porque tengo valía artística y no por haber resistido tantos años sin dejar de pintar y producir".

Antes, la artista compartió el premio con todos los que le han permitido ganarlo: "Además de a las personas que han hecho posible que se me concediera entre las que incluyo al jurado y a los que me propusieron, a mis amigos y a los coleccionistas que a lo largo de cincuenta años han creído en mí, me han apoyado y me han seguido comprando obras para que yo siguiera adelante". Y es que, este galardón, señaló es un impulso que espera le "ayude en este último tramo porque yo tengo ya 71 años pero no quiero que este premio sea mi última aportación a la pintura".

Por eso, anunció la artista, para los que lo dudaran, de que va a seguir pintando aunque se mostró cauta sobre el resultado: "No estoy segura que lo que haga será bueno pero vuestra benevolencia, igual que ha hecho todo este tiempo, me gratificará con creces".

La entrega se celebró en el salón de actos bajo la proyección del autorretrato de Goya, el pintor que da nombre al premio y del que Julia Dorado no se quiso olvidar: "Aragón tiene una deuda a nivel histórico con él y yo, particularmente, como grabadora, mejor dicho, como pintora que graba, le debo mucho a Goya y todos los artistas de aquí también porque nos ha inspirado tanto...".

En esa línea, el director general de Cultura del Gobierno de Aragón, Humberto Vadillo, reveló ese puente "misterioso" que une a todos los artistas aragoneses con la obra de Goya, de lo que es "buena prueba la propia Julia Dorado". Por su parte, el director del Museo de Zaragoza, Miguel Beltrán recordó la definición de la pintura de la artista que la propia Dorado realizó: "Es el acto simple de jugar, de vivir la vida".