Ha sido guionista de Hospital Central, Física o Química, Acacias 38 y El tiempo entre costuras. Su corto Juan y las Nubes ganó el Goya 2015 a mejor corto de animación. Ahora Susana López Rubio se lanza a la novela con El Encanto, una novela sobre los grandes almacenes de La Habana y un emigrante español que descubre una ciudad mágica y peligrosa.

—Aunque lleva escribiendo toda la vida, esta es la primera vez que se enfrenta al formato novela.

—El guion y la novela son muy similares. Aunque la manera de cocinar cada formato sea diferente los ingredientes son los mismos. Personajes, un conflicto potente, obstáculos por doquier, objetivos interesantes. Aunque le tenía mucho respeto a la literatura el salto no ha sido tan vertiginoso. El guion es mucho más rápido, lo importante es plasmar imágenes, los personajes se definen por las acciones. En la literatura es todo lo contrario, hablas sobre los pensamientos, sobre las ideas, es todo más pausado.

—Tengo entendido que tuvo la idea de la novela en la infancia, gracias a unos amigos de sus padres.

—La primera vez que oí hablar de El Encanto fue a raíz de unos amigos cubanos de mis padres, ellos vivían en Miami, un lugar al que yo viajaba mucho, ya que mis padres trabajaban en la aerolínea española Aviaco. Recuerdo que me sorprendió muchísimo que unos grandes almacenes de aquella época tuviesen todos los elementos que podíamos ver en la actualidad en El Corte Inglés o Galerías Preciados. Técnicas de venta, distribución por plantas y departamentos, los escaparates, las escaleras mecánicas, las rebajas... Todo eso 60 años antes, a partir de ahí me obsesioné.

—El Encanto se quemó en 1961 ¿Cómo se documentó sobre un edificio que ya no existe?

—Utilicé todo lo que pude, fotografías antiguas, testimonios de antiguos empleados… Uno de ellos era de un hombre que había estado presente el día del incendio. Tuve acceso al antiguo boletín de El Encanto, dado que los trabajadores del los almacenes tenían su propio club social. Llamé a todas las puertas que pude y miré debajo de todas las piedras, la verdad es que me obsesioné un poco.

—Hace poco tuiteó una cita de Peter Hanson ‘Los guionistas somos unos egomaniacos con baja autoestima’ ¿Se siente así?

—Me encantó, lo creo totalmente. Es una cita del documental Tales from the script. Los guionistas somos animalitos contradictorios. Por una parte tenemos que tener el ego que nos empuja a contar una historia, pero después todo el mundo opina de los guiones y el proceso que lleva al guión a la pantalla es muy largo.

—Todo lo que ha escrito hasta ahora ha acabado plasmado en una pantalla ¿Será ‘El Encanto’ una excepción?

—Me encantaría, para mí sería un sueño hecho realidad. Por contrato no puedo contar nada, lo único que puedo decirte es que hay interés, creo que más por una serie que por un largometraje, y no me voy más de la lengua que me mata mi jefe. (ríe)

—¿Has encontrado en la novela un formato que te guste? ¿Seguirá utilizándolo en sus historias?

—Mi estreno en la novela ha sido insuperable, he disfrutado muchísimo todas las partes del proceso, incluso toda la parte de promoción y conocer a los lectores. Tengo un proyecto que todavía está en fase embrionaria. Voy a compaginar guiones con novela, me he enganchado.