Mientras contemplan el regreso al seno familiar tras ocho años de ausencia de un adolescente que había sido dado por muerto -¿o el joven no es quien dice ser?- y el remolino de emociones dispares que su llegada genera en su familia -que quizá no es su familia-, La próxima piel nos empuja a un absorbente vértice de secretos, dudas y sospechas. Lacuesta y Campos manejan con seguridad e intrepidez los códigos del drama familiar y los del thriller e impregnan de suspense los gesto y las miradas secundados por la densa atmósfera de desolación que el hielo y la niebla pirenaicos (la cinta se rodó en el Valle de Tena) imponen. nando salvà